LOS CRUZADOS


He aquí la historia de algunos hombres que hace más de ocho siglos «tomaron la Cruz», según se decía, para pelear contra los sarracenos en Tierra Santa. Llamáronse Cruzados, ya porque llevaban la cruz en la vestidura, como signo de su fe y del juramento que habían hecho, ya también porque iban a pelear por la Cruz contra la Media Luna, que era la divisa de los mahometanos. Cada cual dejó animoso su patria después de haber jurado combatir para rescatar del poder de los turcos el Santo Sepulcro, en donde había estado depositado el cuerpo del Salvador. Muchos fueron los que juzgaron que era obligación de todo buen caballero el tomar la Cruz, y se persuadieron de que no podía haber muerte mejor que la del que pereciese con la espada en la mano luchando con los infieles. Si hoy en alguna iglesia de Europa vemos una tumba con la efigie yacente de un caballero armado y con las piernas en cruz, podemos asegurar que fue uno de los que tomaron parte en las Cruzadas, porque este cruzamiento de los pies se tomó como señal de Cruzado.