ALGUNOS PÁJAROS COMUNES
En la presente reseña forzosamente habremos de omitir algunos pájaros interesantes, porque no es posible, dentro de los límites que nos hemos señalado, describir el enorme número de especies que se conocen, muchas de las cuales se mencionan en otros artículos. Sin embargo, no dejaremos de pasar un delicioso rato estudiando las costumbres de ciertos pájaros comunes; y al emplear esta denominación nos referimos principalmente a los que lo son, o deberían serlo, en los países de clima templado. Por desgracia, según decimos en esta misma sección, los pájaros que, por su utilidad, deberían existir en gran número, se están haciendo cada vez más raros, a consecuencia de la saña insensata con que se los destruye.
Uno de los que van escascando más cada año es el hermoso arrendajo, que viene a ser el sinsonte de Europa. Imposible confundirlo con otra especie de ave, pues es un pájaro de gran tamaño, cuyo largo, de pico a cola, alcanza treinta y cinco centímetros; por su cresta elevada, su plumaje de colores claros y su alegre chirrido, se distingue entre todos los demás habitantes del bosque. Tiene la cabeza rayada longitudinalmente de blanco y negro a partir del pico, y dos manchas negras a los lados del mismo, los ojos son azules; el cuerpo, pardo en la parte superior, se va haciendo rosado en la inferior; la cola es negra, el obispillo blanco, y la parte superior de las alas posee una porción azul rayada de negro. Si no acertamos a verlo, ya se cuidará él de hacernos advertir su presencia lanzando gritos agudos y revoloteando por entre los árboles. Con tales demostraciones parece avisar a los pájaros cercanos que se aproxima un enemigo, contra el que conviene ponerse en guardia. El arrendajo es muy beneficioso, por los insectos que come; pero su voraz apetito no se satisface con esta alimentación. Devora las frutas más selectas de los huertos, los huevos de los pájaros cantores y aun los hijuelos de estos mismos pájaros, si se presenta la ocasión. Se explica su voracidad teniendo presente que pertenece a la familia de los córvidos, cuyo tipo es el cuervo común.
Ahora bien, los campesinos, sin más razón que porque roba algunos huevos, o porque mata algún pajarillo en el transcurso del año, lo persiguen despiadadamente, olvidando los servicios que les presta al limpiarles el campo de gusanos y orugas.
Hay otra circunstancia que debiera militar en favor de este pájaro. Al arrendajo le gustan mucho las bellotas; como que los sabios lo conocen con el nombre de Garrulus glandarius, esto es, parlanchín bellotero.
Cuando las bellotas están maduras, el ave las coge de los robles o encinas, y se las lleva a algún escondrijo, donde las guarda como provisión de invierno; pero, por el camino, se le deben de caer muchas, pues este pájaro tiene la mala costumbre de chillar con el pico lleno. Como quiera que fuere, el caso es que muchos robles han nacido de las bellotas que los arrendajos u otros pájaros silvestres olvidaron después de haberlas enterrado o dejado caer. De una cualquiera de ellas puede salir un roble, el cual, a su debido tiempo, producirá miles de bellotas que servirán para que otros arrendajos las cojan y las escondan, y así sucesivamente.
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