Las costumbres curiosas de algunas palomas domésticas


Las lindas palomas de color isabela que se crían en estado doméstico no han de confundirse con las que hemos mencionado, pues no son aves silvestres. Se las tiene por los animales más mansos de la creación, pero su mansedumbre es muy relativa. Como todas las demás aves, cuentan con sus medios de lucha por la existencia. Pican a los pajarillos del mismo modo que éstos pican a otros seres más pequeños que ellos.

Bastará que observemos un par de palomas que pugnan por apoderarse de algún trozo del material que emplean en la construcción de sus nidos, y se verá cómo usan el pico y las alas para atacarse con tanta furia como si fuesen pinzones. Mas no por eso dejan de ser unas aves encantadoras, que llegan a conocer y cobrar cariño a su dueño, si bien su arrullo incesante acaba por fatigar hasta al más entusiasta colombófilo, obligado a oír ese zureo constante y monótono de los ejemplares que aloje en su palomar. Cuando contemplamos alguna buena colección de palomas, nos parece cosa increíble que todas ellas puedan proceder de la especie llamada bravía o zurita. La majestuosa buchona, entre otras, nos maravilla por lo arrogante de su porte, tanto al pasearse erguida sobre sus patas cubiertas de plumas, y con la cabeza echada hacia atrás, como cuando aletea disponiéndose a volar.