La inconciente crueldad de los hombres que matan a los pájaros


No abundan tanto los pájaros, que haya motivo para destruir a ninguno de ellos. En cambio, pululan los insectos, perdiéndose cada verano, por culpa de ellos, multitud de hortalizas, de frutas y hasta de flores, lo cual demuestra que todavía no es suficiente el número de pájaros insectívoros. Si se suprimieran los que existen al presente, sufriríamos una plaga tan tremenda de insectos, que únicamente podemos figurárnosla recordando la historia de las de Egipto, en los tiempos faraónicos. Las leyes de la Naturaleza son eternas; y es tan corta la vida humana, que a nadie debiera antojársele, en el transcurso de su breve existencia, exterminar a unos animales que, en resumidas cuentas, son beneficiosos, con el pretexto de que consumen algunos granos o frutas. Los pájaros, en su mayor parte, compensan sobradamente los daños que causan, con los servicios que prestan a la agricultura.