FRANCIA CONTEMPORÁNEA
Hubo un sabio y famoso holandés, llamado Grocio, que pasó gran parte de su vida en Francia durante el reinado de Enrique IV y de su hijo. Al preguntársele su opinión sobre ese país, respondía: “Francia es el reino más hermoso que existe, después del Reino de los Cielos”.
Asimismo, algunos siglos antes de que Grocio se expresase en tales términos, hubo un anciano, viajero y geógrafo, de nombre Estrabón, que fue el primer escritor que trató de hacer un interesante relato de países, y no una mera lista de nombres, y que escribió con gran entusiasmo, cuando Francia era aún la Galia, acerca de sus grandes cordilleras al Sur y Sudeste, de sus anchos ríos de caudalosa corriente y de los mares colocados por la mano divina cerca de tan bello país. “La Galia -dice Estrabón- debe ser un día el más floreciente lugar de la tierra”. Permítasenos ahora procurar traducir el pensamiento de Estrabón cuando hablaba de los mares limítrofes, de las cadenas de montañas, de los amplios ríos y de su influencia en la futura grandeza y esplendor de Francia.
Es una admirable circunstancia en la situación de Francia el que, a pesar de formar parte esta nación de un gran continente, tiene muchas de las ventajas de una isla. Puede, por ejemplo, mandar directamente naves a través de cuatro mares. Por el mar del Norte puede fácilmente comerciar con Alemania y demás países del Báltico; por el estrecho canal que los franceses llaman La Manche -palabras que significan “la manga”, debido a su forma- mantiene Francia rápida y constante comunicación con Gran Bretaña; y ya se ha discutido varias veces la posibilidad de unir ambos países por un túnel submarino entre Calais y Dover. Los puertos del oeste de Francia abren la gran ruta del océano Atlántico hacía el Nuevo Mundo; y el azul y tranquilo Mediterráneo, al Sur, no sólo es tránsito obligado para el comercio con toda la Europa meridional y el norte de África, sino que, además, ofrece un camino directo hacia los países de Asia por medio del canal de Suez, preciosa vía navegable construida por el francés Fernando de Lesseps.
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