AVES DE HERMOSO PLUMAJE
Al considerar la maravillosa variedad de plumaje que ofrecen las aves, nos parece ver los efectos de algún mágico poder que se ha complacido en efectuar las más caprichosas y arbitrarias transformaciones. Unas muestran colores resplandecientes; otras apenas se distinguen de las rocas o matorrales en que viven: ¿no se diría que la Naturaleza reparte a capricho sus dones? Sin embargo, nada más lejos de la verdad. El aspecto de las aves es el resultado de largas edades de transición, en las que las leyes naturales han proseguido su lento, continuo e inteligente trabajo.
Supongamos a un cierto número de aves que viven en un lugar habitado también por una multitud de poderosos enemigos. No pueden evitarlos ni vencerlos luchando con ellos, porque no está la fuerza de su parte. No pueden huir volando, porque sus enemigos vuelan mejor. Lo probable es, pues, que perezcan. Pero si el plumaje de algunas de estas aves es del color de las rocas o de la arena, de los árboles o de las malezas, de la tierra o de las hierbas, como ocurre con los inambúes o perdices de las pampas de Argentina y Paraguay, hay grandes probabilidades de que se salven.
Las aves que no disfrutan de esta ventaja serán descubiertas y sacrificadas; pero las otras vivirán, y los pequeñuelos nacidos de sus huevos presentarán el mismo aspecto. Esconderse para salvarse será uno de los caracteres de su naturaleza. Su aspecto irá gradualmente asemejándose al de los objetos que los rodean. Si el paso de las estaciones trae consigo grandes cambios en el follaje, las aves adquieren la facultad de mudar el color de su plumaje y pasarán inadvertidas entre las ramas que sostienen sus nidos.
Éste es un medio que las aves reciben de la Naturaleza para poder vivir y prosperar. Pero hay otro: el apareamiento de cada hembra con el más fuerte y vistoso de los machos que la pretenden. Es, como se ve, una representación en el reino animal de las historias fabulosas de princesas que se casan con los caballeros más valientes y hermosos. De este modo cada generación tiende a ser más fuerte y resistente que las anteriores. Pero las hembras de las especies vestidas de brillantes colores suelen ser de modesto aspecto, lo cual es una ventaja en el sentido de permitirles incubar sus huevos sin ser descubiertas por sus enemigos.
Las especies más vistosas son las aves del paraíso y los colibríes. Las primeras son, como los tilonorrincos, parientes de las urracas. Pero sólo un naturalista sabría descubrir este parentesco. Para quien no está familiarizado con la historia natural, no hay mayor contraposición que la existente entre la urraca y el ave del paraíso. No obstante, ciertas especies de éstas difieren más de otras especies congéneres que de las urracas. Hay cuarenta y tres especies de aves del paraíso, y algunas de ellas pueden reclamar un lugar entre las más hermosas criaturas de la Naturaleza por el rico colorido y la opulencia maravillosa del plumaje.
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