SECRETOS DE LA ELECTRICIDAD Y CÓMO DEBEMOS APROVECHARLOS
Durante el siglo xvii, la electricidad fue una ciencia de moda: todo el mundo frotaba barras y se inventaban mil juegos de salón, con los que duques y marqueses divertían a las señoras de la sociedad con fenómenos raros.
Pero pronto la gente se fatigó de frotar barras; los fenómenos eran curiosos pero poco emocionantes. Se necesitaban aparatos que produjeran grandes cantidades de electricidad, para obtener de esa manera descargas fuertes. Pronto se inventaron tales aparatos, que se denominaron máquinas electrostáticas. Éstas, si bien suelen ser muy grandes, generalmente se basan en ideas muy simples que todos pueden entender. Empecemos por frotar una barra de vidrio; la barra queda cargada positivamente, mientras que el paño frotado queda cargado negativamente. Vemos, pues, que nuestra tarea es muy simple, y que consiste en una recolección. El vidrio es un aislador y las cargas producidas en él permanecen quietas. Por lo tanto, si queremos recoger toda la electricidad que hay en una barra, habrá que recorrerla de una punta a la otra. Para sacarle las cargas, la experiencia muestra que la mejor manera es hacerlo sin tocar la barra; la esfera en que se quieren recoger las cargas (que hace las veces de un depósito de cargas eléctricas), tiene una punta que se pone cerca de la barra. Las cargas positivas de ésta separan las dos electricidades que hay en la esfera; las negativas de la esfera son atraídas hacia la punta y por ahí escapan, llegan a la barra y neutralizan las positivas que ella contiene, de manera que en la esfera sólo van quedando cargas positivas. Lo interesante e ingenioso es que todo sucede como si las cargas positivas de la barra pasasen a la esfera. El problema de inventar una máquina es ahora relativamente simple. Una máquina es algo mecánico, de manera que todo lo que habrá que hacer es mecanizar, motorizar el proceso que hemos relatado. Hay que inventar una máquina que simultáneamente realice las dos operaciones: frotamiento y recolección. Esto es fácil de realizar. Nosotros señalaremos uno de los procesos que se pueden seguir para lograrlo. En el que describiremos, tendremos un gran disco de vidrio, al cual haremos girar; además, un paño fijo en un punto frota continuamente el disco y va engendrando así cargas positivas. Éstas son llevadas por el disco y pasan frente a una esfera colectora que tiene varias puntas, que limpian el disco de cargas. La esfera se carga positivamente. Y así sigue el proceso sin interrupción.
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