EL ARTE DE LOS ANTIGUOS IMPERIOS: EGIPTO


A fines de 1922, el mundo se sintió conmovido por el descubrimiento de una tumba en Egipto; pertenecía a Tutankhamon, penúltimo faraón de la XVIII dinastía y segundo sucesor del reformador Amenhotep IV, hacia el siglo xiv antes de Cristo. El hallazgo tuvo tanta significación, que hasta llegó a influir notablemente en la moda de esos años que quiso imitar dibujos y colores de acuerdo con los objetos prodigiosamente preservados en esa tumba durante treinta siglos, poco más o menos.

En las laderas de la meseta líbica, al oeste de la antigua Tebas, en Egipto, se encuentra enclavado el Valle de los Reyes, lugar donde los faraones de la XVIII dinastía mandaron construir sus tumbas. Desde 1890 se venían realizando hallazgos en torno de lo que habría de constituir el gran descubrimiento del siglo, ya que el de la tumba de Tuntankhamón llegó a ser trascendental en materia arqueológica, tanto per los tesoros que encerraba como por las deducciones que permitió hacer sobre la vida, las costumbres y las artes de los antiguos egipcios.

En diciembre de 1922, lord Carnarvon y el egiptólogo inglés Howard Cárter realizaron el maravilloso descubrimiento de este sepulcro, que se encontraba en situación de ventaja con relación a los explorados hasta entonces, pues había llegado intacto, sin haber sufrido la violación de los profanadores de tumbas, verdadera plaga que azotó a Egipto desde los tiempos más remotos.

El hallazgo pronto adquirió las proporciones de un cuento fantástico, no sólo por las riquezas de sus recámaras sino también por las versiones que comenzaron a circular envolviéndola con un manto de leyenda y superstición, pues se afirmaba que pesaba sobre ella la maldición del Faraón contra cuantos se atrevieran a profanar la paz de su sueño.

Poco tiempo después murió lord Carnarvon, y su muerte, producida a raíz de una vieja dolencia, fue atribuida por los supersticiosos a la maldición del monarca.

Muebles, joyas, vestidos, guantes, zapatos, armas, utensilios, vasos, telas, estatuas y ornamentos de toda naturaleza, de costo y valor incalculables, atrajeron la atención tanto de los estudiosos como del común de las gentes y despertaron gran interés sobre lo que se vinculara con el antiguo Egipto, pues aunque se esperaba encontrar en la tumba de Tutankhamón cosas realmente fabulosas, ninguna suposición pudo superar la realidad, que reveló un arte, en muchos aspectos, insospechado hasta entonces.