LA INDUSTRIA DEL ALGODÓN
El algodón es la fibra natural más útil y valiosa del mundo, y puede aplicarse a tantos usos, que nos sería imposible enumerarlos todos. Difícilmente podría pasar la humanidad sin esta planta de la cual se hacen vestidos para gran parte de los habitantes del globo, pues casi todos usamos ropas de algodón cosidas con hilos de algodón; atamos sacos de algodón con cordones de algodón; son de algodón las tiendas bajo las cuales se abrigan los soldados, los exploradores y los trabajadores del campo; son de algodón las sábanas de nuestras camas, las colchas que las engalanan y hasta el colchón en que reposamos; es algodón lo que el médico coloca sobre nuestras heridas, y son también de algodón las vendas con que las recubre. En fin, podríamos citar decenas de otros ejemplos de los usos del algodón.
A pesar del gran aumento en el uso de la seda natural y artificial, y de materias plásticas en cosas que antes solamente se hacían con algodón, y a pesar también de la invención de hilos de materias químicas, el algodón continúa siendo la fibra más buscada y empleada en todas las partes del mundo.
El algodonero es una planta que pertenece a la misma familia que la malva hortense; como ésta, tiene una flor hermosa, que primero es de color amarillo pálido, luego sonrosada, y por último, antes de caer, de un color encarnado oscuro. Entonces aparece un fruto pequeño, llamado cápsula, que contiene las pepitas o semillas envueltas en la fibra de algodón. Al llegar a la madurez la cápsula se entreabre, y el algodón se saca con la mano. Antes de que Eli Whitney inventase, en 1793, la máquina desmotadora llamada almarrá, la operación de separar entre sí las semillas y las fibras del algodón debía efectuarse a mano; trabajo lento que no podía menos que limitar en gran manera la cantidad de la cosecha. El almarrá, en cambio, puede efectuar un trabajo equivalente al de varios centenares de obreros; y ésta ha sido la causa del gran crecimiento en las cosechas del algodón. Sirve esta máquina, como ya hemos indicado, para arrancar la fibra que envuelve a las pepitas, de las cuales, después de molidas, se extrae aceite. Pueden también reducirse a harina, y entonces se emplea como alimento para el ganado, o como abono.
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