El modo de conocer la hora nos es facilitado por la esfera
La esfera de un reloj está dividida en 12 espacios mayores, señalados por rayitas gruesas, y 60 menores, indicados por rayitas delgadas; las mayores tienen dos objetos. La aguja larga necesita cinco minutos para recorrer uno de esos espacios mayores, y la aguja corta emplea una hora para andar el mismo espacio.
Un minuto se compone de 60 segundos, y una hora de 60 minutos. El reloj empieza señalando los minutos; el tiempo que tarda el minutero en recorrer el espacio señalado entre dos líneas delgadas es exactamente un minuto. De manera que la manecilla mayor necesita exactamente una hora para recorrer todos los pequeños espacios marcados en el borde superior de la esfera.
No sería cosa fácil acertar al primer vistazo el número de espacios pequeños recorridos por el minutero. Pónganse 60 cerillas en hilera sobre una mesa, toqúese una de ellas de hacia el centro y pregúntese a cualquiera qué número corresponde a la cerilla tocada; entonces se verá cuan minucioso cálculo se necesita para dar una contestación precisa a la pregunta. Sería muy poco práctico tener que perder tiempo para saber qué hora es.
Los relojeros, que han mostrado ser muy inteligentes, subdividen los 60 espacios en 12 grupos de 5 espacios cada uno. De golpe es difícil escoger uno entre 60; pero no lo es escoger uno entre cinco; ahora bien, los 12 grupos no contienen más que 5 espacios cada uno. La aguja larga emplea 5 minutos para recorrer cada uno de estos grupos, 10 para recorrer dos, y 60, es decir 12 veces 5, para recorrerlas todas. Cuando la aguja larga ha recorrido todas estas divisiones, ya sabemos que han pasado 60 minutos, o lo que es lo mismo, una hora.
Esto es sencillísimo. La aguja larga recorre uno de los pequeños espacios en 1 minuto, 2 en 2 minutos y 60 en 60 minutos. Una vuelta entera al reloj por la aguja larga es una hora. Si no hubiéramos de pensar más que en los minutos, con lo explicado bastaría, pero como contamos el tiempo por horas y por días, y el día tiene 24 horas, tenemos necesidad de contar las horas, por medio del reloj, como contamos los minutos. Con este objeto, el reloj se ha dividido no sólo en minutos, sino también en horas, que, por cierto, están señaladas de modo muy ingenioso.
Aunque es verdad que el día tiene 24 horas, no se ha dividido la esfera más que en 12 partes de una hora cada una. Estas doce horas empiezan a contarse desde el mediodía hasta la medianoche, y las otras 12 desde la medianoche hasta el mediodía siguiente. Para evitar confusiones añadimos, en caso necesario, la parte del día a que corresponde la hora de que se trata, y así decimos: tal hora de la madrugada, de la mañana, de la tarde o de la noche, según sea el período del día a que pertenezca. También se acostumbra, aunque este uso no es vulgar, dividir el día en dos partes: A. M. y P. M., ante meridiem y post meridiem: es decir, antes del mediodía y después del mediodía. Estas palabras, pospuestas a la hora, indican, sin la menor ambigüedad, la verdadera hora de que se trata. También hay relojes que tienen 24 divisiones para marcar las veinticuatro horas del día, pero son poco usados. Lo verdaderamente ingenioso del modo como en el reloj se indican las horas, es lo siguiente: sabemos ya que las 60 rayitas de los minutos están subdivididas en 12 grupos y que, por consiguiente, debe haber 12 señales que las separen. Ahora bien; como el reloj necesita 12 signos para diferenciar las 12 horas, nos valemos para ello de las cifras 1, 2, 3, 4, 5, etcétera, hasta 12.
De este modo, en vez de necesitar un reloj con dos esferas, una para los minutos y otra para las horas, una sola esfera nos basta para ambas cosas a la vez. Mientras el minutero va señalando los minutos en los pequeños espacios, la aguja corta marca las horas al recorrer las 12 cifras que enumeran las divisiones de los espacios grandes.
Veamos cómo sucede eso. Pongamos el reloj, por ejemplo, a las 12, es decir al mediodía. Ambas agujas señalan exactamente las 12. A los 5 minutos la aguja larga habrá recorrido el primer grupo de espacios y se encuentra enfrente de la rayita gruesa que cae encima de la cifra 1: ya las 12 y 5. A los diez minutos la aguja grande habrá recorrido el segundo espacio, y se halla enfrente de la cifra 2: las 12 y 10. Y la aguja grande sigue recorriendo la esfera, como se indica en el grabado.
Para saber con rapidez los minutos, véase el número de grupos de divisiones pequeñas que ha recorrido la manecilla larga, lo cual no es difícil, porque el número sobre el que se halla ésta es el número de grupos recorrido. Así, cuando la aguja mayor apunta la cifra 4, sabemos que ha recorrido cuatro divisiones, y como cuatro veces cinco hacen 20, tendremos que habrán pasado 20 minutos. Si la aguja larga apunta a la cifra 6 sabemos que ha recorrido seis divisiones; y como 6 veces cinco hacen 30, también sabremos que han pasado 30 minutos, es decir, media hora.
Durante todo este tiempo, naturalmente, la aguja pequeña también se ha movido, aunque muy despacio, porque en el tiempo que la aguja grande ha empleado en dar la vuelta entera a la esfera, la corta no ha recorrido más que desde las 12 a la 1, y. por consiguiente, es la una. Cuando la aguja mayor haya dado dos vueltas, la aguja corta se hallará enfrente del número 2; y serán las dos.
Téngase muy presente que las cifras sólo sirven para indicar las horas y nunca los minutos, de modo que cuando la aguja larga mira, por ejemplo, al número 2, eso no quiere decir que han pasado 2 minutos, sino dos divisiones de 5 minutos cada una, y que el 2 sólo se contará como 2 horas cuando lo señale la aguja corta.
Cuando la aguja larga se halla enfrente del número 12, y la corta se halla también enfrente de un número, entonces será hora exacta.
Pagina anterior: Los modernos relojes atómicos son los más perfectos
Pagina siguiente: LA INDUSTRIA DEL ALGODÓN