El algarrobo, cuyo sabroso fruto es comestible
La vaina del algarrobo era otra de las golosinas de los chiquillos iridios, que aún hoy se come en muchos lugares. Este hermoso árbol crece abundantemente en varias regiones de América, y adorna además numerosos parques y jardines. Sus hojas se componen de gran número de diminutas hojuelas, entre las cuales se divisan perfectamente los racimos compuestos de largas y aplastadas vainas, entrelazadas y de color oscuro, especialmente mientras permanecen adheridas a las ramas, durante todo el invierno. Estas vainas están llenas dé acuosa y azucarada pulpa, que contiene la dura semilla, de sabor muy agradable. El algarrobo tiene cercano parentesco con las acacias y mimosas que el viajero encuentra en los desiertos africanos. Éstas también poseen punzantes espinas para defender su ligero y gracioso follaje, pero ningún obstáculo oponen a la jirafa cuando estira su largo cuello para alcanzar los retoños de la mimosa.
Como estos árboles, el algarrobo americano está armado de enormes espinas, de lisa superficie y divididas, cada una de las cuales es muy capaz de llenar su cometido administrando algún doloroso pinchazo al que descuidado se le acerque. A veces forman grupos estas espinas, y aparecen en las ramas y hasta en el tronco, precisamente en el lugar donde uno menos las espera. Al revés de la acacia común, cuyas flores son realmente preciosas, las del algarrobo, de tono amarillo verdoso, no atraen la atención, pero su tembloroso follaje, que apenas llega a dibujar en el suelo el contorno de su sombra, presta aéreo y encantador aspecto al árbol.
Una particularidad del algarrobo consiste en que sus diminutas y pálidas hojuelas se inclinen al ponerse el sol, y aprietan unas contra otras su superficie.
Los frutos del algarrobo se utilizan para la alimentación humana y también del ganado, pues generalmente los sitios donde este árbol prospera son demasiado áridos para que crezcan buenas plantas forrajeras, como por ejemplo la alfalfa. Entre las numerosas especies de algarrobo se destacan el algarrobo blanco y el negro. El blanco es el qué da frutos más apreciados, ya sea cómo forraje para los animales, ya para extraer de sus semillas la harina con la cual se prepara una torta llamada patai, que tiene gran valor nutritivo y grato sabor, y una bebida fermentada que se conoce con el nombre de aloja. En algunos lugares se utilizan las semillas tostadas como sucedáneo del café. La madera, dura y rojiza, tiene numerosas aplicaciones.
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