Las sombras furtivas que recorrían la vía férrea
Los leones avanzaban rugiendo hacia el campamento durante la noche; después se sucedía un gran silencio, señal cierta de que las fieras buscaban una vía por donde entrar. Al cabo de pocos momentos, un grito desgarrador denunciaba que habían encontrado el camino, y que, cuando se pasara lista, a la mañana siguiente, un obrero no respondería cuando se pronunciase su nombre. En el transcurso de nueve meses, los leones mataron a veintiocho operarios de los que trabajaban en el ferrocarril; amén de un considerable número de indígenas que seguían al campamento. Se supone que esta mortandad fue causada por dos leones solos; y es satisfactorio saber que ambos hallaron la muerte a manos del intrépido teniente coronel Patterson, que, en su calidad de ingeniero, era uno de los encargados de la construcción de la línea. Patterson ha escrito una obra en la que relata ésta y otras aventuras en el África.
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