Muchos son los insectos que duermen el sueño invernal
Asimismo hay insectos que duermen el sueño invernal, sin que con esto queramos referirnos concretamente a las crisálidas durante su período de transformación. Varias especies de insectos ponen dos o tres carnadas de huevos en el estío; de estas puestas, las primeras son incubadas en el mismo verano, mientras que las otras pasan en estado de huevos o crisálidas toda la estación fría, en que están privadas de alimento. Esto sucede con las moscas y con muchas mariposas nocturnas y diurnas. No obstante, a veces se ven volar estos bellos insectos en días templados del invierno, y hasta hay mariposas que son capaces de resistir los rigores del frío en dicha estación; aunque es bien cierto que, cuando hay escarcha, nieblas y nieves, se ocultan en lugares calientes y se mantienen en ellos todo el tiempo que se lo permita el pequeño depósito de materias alimenticias acumuladas en sus frágiles cuerpos.
Cuando brilla el sol y soplan las templadas brisas, salen de sus escondites y se lanzan al aire transparente, revoloteando en caprichosos giros bajo la caricia de los rayos solares.
La Naturaleza ha enseñado sabiamente a los animales la necesidad del sueño invernal, y ellos, ayudados por la experiencia y por su poderoso instinto, han aprendido magistralmente tan útil lección. Hay murciélagos que se retiran a su sueño anual a fines del verano, cuando el alimento de que gustan es aún abundante y fácil de conseguir; aunque a nosotros nos parezca inexplicable tal conducta, algún bien les reportará a dichos quirópteros, pues un año tras otro hacen lo mismo, en igual época, aproximadamente. Quizá sea la causa de ello el haber ya almacenado alimento suficiente para sostenerse hasta la llegada del buen tiempo, de modo que en tales circunstancias el exceso de nutrición les sería, más que inútil, perjudicial.
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