Moscas grandes y pequeñas, moscas jóvenes y viejas


La mosca pone los huevos en lugares hediondos, e incuba allí las larvas; se nutre preferentemente de materias pútridas.

Pasan luego al estado de pupa, y se convierten a su debido tiempo en insecto perfecto. Al ver moscas de tamaños diferentes, no hay que figurarse que se deba a que son de distinta edad. Todas están completamente desarrolladas cuando dejan de ser pupa. Las que vemos en las casas pertenecen a dos o tres especies distintas; una de ellas es la que pica para chuparnos la sangre, y se conoce científicamente con el nombre de Stomoxys; es una mosca pequeña y negra, que no aparece hasta el otoño. Las moscas que se encuentran muertas e hinchadas en las habitaciones han perecido víctimas de un hongo parásito llamado empusa, que se fija en ellas introduciéndose en su cuerpo al que consume lentamente, y cuyas esporas se esparcen luego para atacar a otras moscas.

La mosca azul, que por su alegre zumbido y su vistoso color ofrece cierto atractivo, es una de las plagas más asquerosas de la despensa. Deposita los huevecillos en las carnes para consumo o en las heridas de los animales, y allí se crían las larvas.

No podemos estudiar aquí todas las especies de moscas, porque su número es inmenso. Mencionaremos, no obstante, las terribles tse-tsé, que son moscas chupadoras de sangre y cuya picadura es mortal para los bueyes, los caballos y los perros. Se encuentran en determinadas regiones de África, suponiéndose que no se apartan de ellas; se ha observado, sin embargo, que si los animales salvajes, perturbados por cualquier motivo, se alejan de los lugares que habitan generalmente, la mosca tse-tsé les sigue a dondequiera que vayan. Estas moscas no sólo destruyen el ganado, sino que chupan la sangre humana y transmiten a la vez los tripanosomas que producen la horrorosa enfermedad del sueño.

Como es de suponer, hay especies innumerables de moscas en los bosques y pantanos de los países cuyo clima es húmedo y cálido. En África y en América meridional aún quedan regiones casi inhabitables, por no poderse aguantar la picadura de tantas moscas que pululan por allí; mientras que en Europa existían, hace algunos decenios, extensas comarcas en las que reinaban, durante el verano, enfermedades mortíferas ocasionadas por esos insectos.