Cómo es filtrado el aire antes de entrar en los pulmones


Pero no es esto todo; si examinamos el camino que sigue el aire al recorrer las fosas nasales, observamos que en vez de ser recto y expedito es extraordinariamente tortuoso, y aunque a primera vista parezca raro, este hecho representa inmensa ventaja. En primer lugar, el aire tiene que recorrer una extensa vía revestida por todas partes de sangre caliente,, por lo que el aire aspirado se calienta también, y además puede aumentar su cantidad de vapor de agua, si la que contiene ya no basta. Esto es muy conveniente, porque el aire demasiado seco es en alto grado irritante para los pulmones. Además, y ésta es la tercera ventaja, un conducto de tal manera tortuoso constituye un espléndido filtro. Gran parte de la suciedad del aire y de los microbios que dicha suciedad pudiera contener son detenidos por este filtro, de manera que el aire que penetra en los pulmones por este camino, no solamente ha sido calentado y humedecido, sino en gran parte purificado. Se han practicado experimentos que demuestran que el aire recogido por medio de un tubo introducido en la boca, después de haber recorrido las fosas nasales, cuando ya se dirige a los pulmones no contiene microbios, por más que contuviera muchos al penetrar en la nariz. La acción filtrante ha sido muy eficaz.

Esto demuestra plenamente que debemos respirar por la nariz y no por la boca; pero el paso del aire es más fácil por la boca que por la nariz, y precisamente porque la boca no lo filtra; así pues, si mantenemos abierta la boca, el aire penetrará seguramente por ella cuando respiramos. Luego lo que debemos hacer es tenerla cerrada, y no abrirla, sino cuando tengamos que tragar alguna cosa o cuando tengamos que decir algo. En este último caso, el aire pasa también por la boca, pero no de fuera adentro, sino de dentro afuera.