LA VIDA Y LOS PULMONES
Todo ser viviente necesita respirar. Vamos ahora a proceder al estudio de los pulmones, que son nuestros órganos respiratorios y los de los animales superiores. La verdadera respiración u oxidación tiene lugar en el interior de la sustancia viva llamada protoplasma: pero el oxígeno necesario para tal acto es recogido por los pulmones. Éstos se-hallan situados en la cavidad del pecho o cavidad torácica sobre una bóveda viva, el músculo diafragma que sube y baja alternativamente durante la respiración. El aire entra por la nariz o por la boca, si respiramos mal o aprisa y allí se calienta, se filtra y humedece; atraviesa después el órgano de la voz o laringe, la tráquea y los bronquios, que son los tubos que directamente lo conducen a los pulmones. En ellos penetra hasta las celditas de aire o alvéolos pulmonares, donde se pone en contacto con la sangre, que para tal fin ha impelido hasta allí el corazón. Respiramos absorbiendo aire; de manera que procederemos cuerdamente no llevando prenda alguna de vestir que pueda estorbar el libre funcionamiento de los músculos de la respiración, nada que dificulte su incesante trabajo de absorción del aire, que la sangre conduce a todas las partes de nuestro cuerpo.
Hemos dicho ya que la respiración es indispensable a todo ser viviente y que una de las razones por las cuales la sangre circula en nuestro cuerpo y en el de muchos animales, es la de acarrear determinados gases a los pulmones y desde los pulmones.
Hemos dicho también que la verdadera respiración no reside en modo alguno en los pulmones, sino en los tejidos del cuerpo, donde se verifica la combustión. Tal combustión ha recibido el nombre de respiración interna. Debemos decir aún algo más acerca de ella, antes de proceder al estudio de los pulmones y por ende de su funcionamiento.
Existe gran diferencia entre la combustión ordinaria y la que tiene lugar en el seno de la materia viva o protoplasma. En la combustión ordinaria, el oxígeno se pone en contacto con el carbono o con otro combustible cualquiera, por la superficie externa; pero en el protoplasma vivo las cosas no ocurren de esta manera. El protoplasma toma el oxígeno de la sangre que llega hasta él, produciéndose entonces su combinación con el carbono, hasta que, por fin, expele el gas anhídrido carbónico, llamado comúnmente ácido carbónico, CO2., o combinado también con el hidrógeno formando agua, H2O. Así podemos decir que la respiración del protoplasma se realiza en el interior de su molécula o lo que es lo mismo, es intramolecular (de la preposición latina intra, que significa dentro). No importa, sin embargo, que olvidemos la palabra, con tal que se recuerde el hecho; ahora volvamos a los pulmones.
Hemos visto que el corazón ocupa la parte media del pecho, si bien está algún tanto ladeado hacia la izquierda, y que tiene un pulmón a cada lado. Vamos a ver ahora cómo se conduce la bóveda de la cavidad del pecho o cavidad torácica; bóveda que, constituida por el músculo diafragma, es activa y, por consiguiente, los pulmones no pueden funcionar sin su indispensable ayuda.
El referido músculo diafragma es plano y se encuentra extendido a través de la parte media del cuerpo. Tiene pocas aberturas y por ellas pasan venas, arterias, nervios y el esófago; pero, salvo estos pequeños orificios, forma un tabique entre la mitad superior del tronco o pecho y la inferior, o sea, el vientre o abdomen. El nombre de diafragma que ha recibido este músculo, nombre que se usa también en otras muchas ocasiones, viene a significar “tendido al través”.
Se ha dicho que el diafragma de nuestro cuerpo es plano; pero en realidad es abovedado, como puede verse en la figura correspondiente, en una de estas páginas. Cuando se contrae se acerca más a la forma plana, porque oprime hacia abajo; a consecuencia de esto, los órganos que se encuentran situados debajo de él experimentarán una compresión. Como este músculo obra cada vez que respiramos, en nosotros mismos podemos observar que al expeler el aire profundamente la parte baja del cuerpo, o sea, el vientre, sale hacia adelante. Este fenómeno es debido a que el suelo del tórax, que es a la vez el techo del vientre, al hacerse más plano, se ha movido hacia abajo, de manera que el abdomen se ve obligado a hacerse prominente.
Sobre el diafragma se encuentra el corazón en la parte media y a cada lado los pulmones. La parte de cada pulmón que descansa sobre el diafragma se llama base, y es la más ancha del pulmón. Si mirando un pulmón por su base, continuamos observándolo en dirección ascendente, veremos que a medida que subimos, va siendo más pequeño y estrecho hasta terminar casi en punta, situada cerca de la raíz del cuello, detrás del hueso llamado clavícula. Es importante recordar que el pulmón es más voluminoso en su parte inferior, porque hay dos maneras de inspirar: una que llena de aire la porción inferior del pulmón y otra que llena la superior; y desde luego comprenderemos que es preferible respirar de manera que se llene la porción más voluminosa de ese órgano. Volvamos ahora a los primeros momentos del acto respiratorio, para ver cómo se inicia.
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