Jueves
Es el jueves el quinto día de la semana, y su nombre una abreviación de las palabras latinas "Jovis-dies", en español día de Jove o Júpiter.
Es el planeta Júpiter el más grande de nuestro sistema solar y está rodeado, como ya sabemos, de cinco satélites.
En el orden mitológico, Júpiter, según los latinos, y Zeus, según los griegos, era el padre de los dioses. Venció a los titanes, descomunales gigantes que querían escalar el cielo; dio a Neptuno el mar, a Plutón el infierno, reservándose él el dominio del cielo y de la tierra.
Era, pues, para los griegos, Júpiter el padre de los dioses y de los hombres, ordenador de todas las cosas, que moraba en el éter, rodeado de luz eterna. Por esto, creyéndose más cerca de él, le adoraban en los lugares altos, en las cimas de los montes. Él era el señor de los esplendores celestes, del día y de la noche, de las borrascas y tempestades.
Dícese de Júpiter que era el padre de todos los dioses, no porque en realidad lo fuese, sino porque todos le reconocían como señor.
Es la leyenda de este dios, bellamente interesante. Cuenta Hesíodo, escritor griego, que Júpiter tuvo por padre a Cronos -el tiempo- y por madre a Rhea -la Tierra. Cronos devoraba a todos los hijos que le daba su esposa y ésta, herida en su sentimiento maternal, concibió una estratagema, mediante la cual consiguió salvar a su hijo Júpiter de las terribles fauces de su marido. Favorecida por las sombras de la noche, llevó a su hijo a las profundidades de una caverna oculta entre la espesura de un bosque, y allí le dejó al cuidado de las ninfas que velaron por el divino niño y contribuyeron a su maravilloso crecimiento: las abejas destilaban para él su miel más dulce y las cabras le daban su sabrosa leche.
Rhea, su madre, había envuelto de antemano una piedra en los pañales del niño, y al presentársela a Cronos, éste la devoró rápidamente, pensando" fuese el niño: mas el en momento la vomitó y juró destrozar a su hijo. La suerte le fue contraria, pues, muchos años más tarde, Júpiter, acosado por su padre, le venció destronándole del Olimpo y encadenándole en las profundidades de los abismos del mundo.
A Júpiter se le representa generalmente, sobre un carro, armado del rayo, como significando al dios luminoso que pone en fuga los genios de las tinieblas.