Preparación típica de la cerámica y sus principales elementos
En esencia, los elementos que hoy manejan los ceramistas son los mismos que sirvieron al hombre primitivo: arcilla, cenizas, sílice pulverizada, cal. La única diferencia está en ciertos productos químicos que la técnica moderna ha enseñado a utilizar para dar a las piezas mayor consistencia. Los objetos comunes de cerámica, los llamados de loza, se fabrican de acuerdo con una viejísima fórmula que reúne 40 partes de caolín, que es la más fina de todas las arcillas; 180 de huesos calcinados, 70 de arcilla y 75 de sílice pulverizada.
La mezcla de estos productos se realiza cuidadosamente por medios mecánicos para que presente completa homogeneidad y forme una pella, a la cual se da luego la forma adecuada. El procedimiento de modelado tampoco ha sufrido variaciones con el tiempo, y hoy, como en la antigüedad, cuando se trata de fabricar objetos delicados, se realiza a mano y con la única ayuda del torno o rueda del alfarero, que ha sufrido una sola modificación desde cuando lo usaban los artesanos de Babilonia y Nínive: el agregado de un pequeño motor para hacerlo girar.
Consiste ese torno en una especie de disco que gira horizontalmente y cuya velocidad se regula mediante un freno de pedal, mientras que la fuerza motriz se la comunica un volante situado al otro extremo del banco ante el cual trabaja el alfarero. Este volante puede moverse a mano o mecánicamente. Para trabajar, el operario pone la pasta en forma de bola en el centro del disco que gira horizontal-mente. Primero humedece la pasta con agua; después suele darle la forma de cono truncado, y luego hace en él una oquedad y va modelando la vasija, si de una vasija se trata, dándole con las manos la forma conveniente en el interior y en el exterior.
Una vez esbozada la pieza, se rectifican sus contornos con un sencillo instrumento de hierro o de asta llamado esteque, que reemplaza a los dedos. Después se quita la pieza del disco y se deja secar algo, hasta que adquiere cierta consistencia; entonces se vuelve al torno y se rebaja su espesor con rasquetas de diferentes formas que levantan virutas de pasta con la rotación. Las piezas accesorias, asas, adornos, se modelan aparte y se aplican en su respectivo sitio.
Tratándose de piezas comunes, como son las vajillas ordinarias, se acelera el procedimiento vaciando la pasta en moldes de yeso y repasando luego el objeto en el torno.
Una vez modelados los objetos de cerámica, se pasa a la parte más delicada de su fabricación. Primeramente se los deja que se sequen al aire libre o en estufas, teniendo cuidado de que no sufran un cambio brusco de temperatura, que podría agrietarlos.
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