Cómo se hace la cochura de los objetos de cerámica
Cuando los objetos están ya dispuestos para la cochura, se suelen poner, aislados o en grupos, en unas cajas de barro refractario, llamadas cobijas, que se llevan al horno, donde se ponen unas sobre otras. La primera cochura de la cerámica en general se hace elevando la temperatura hasta la fusión de la plata, casi 1.000° o más. A esta temperatura la arcilla pierde su agua de combinación y el objeto adquiere bastante consistencia, pero sigue siendo poroso y es poco sonoro cuando se lo golpea con un cuerpo duro. En este estado la cerámica se llama bizcocho de porcelana. Sin darle cubierta alguna y simplemente cociéndola, se halla esta cerámica en el comercio en forma de objetos de arte; en cambio, los objetos de uso corriente, vajillas, jarras, etc.,se recubren de una capa brillante llamada cubierta.
La cubierta es muy dura, lisa y brillante; no se agrieta fácilmente y es muy adherente. Se prepara la cubierta con una mezcla de caolín, feldespato, arena y mármol, todo finamente molido, y se le agrega magnesita. Generalmente se forma la cubierta desliendo la mezcla en agua y sumergiendo en ella los objetos de cerámica, que absorben parte del agua, cubriéndose así con una capa uniforme de los materiales que ésta tenía en suspensión. También se aplica la cubierta a mano o con aparatos pulverizadores de líquidos, según la diversa calidad de los objetos.
Tratándose de objetos muy delicados, es preciso proceder con mayor cuidado. Primero se dibujan diseños sobre los objetos, se sumergen luego éstos en el agua que contiene la cubierta, y por fin, colocados en las cobijas, son expuestos nuevamente al fuego del horno, cuya temperatura se aumenta gradualmente hasta cierto grado, que debe mantenerse durante unas catorce horas. Transcurrido este tiempo, se disminuye paulatinamente la temperatura de cocción hasta alcanzar la temperatura ambiente, para evitar que un cambio brusco resquebraje los objetos cocidos. Después se sacan con cuidado las cobijas y se obtienen, ya listos, tazas, platillos, jarrones, etcétera.
En nuestros días la cerámica ha alcanzado alto relieve en el campo de las artes, y aun artistas de genio, como Pablo Picasso, no desdeñan transmitir a las formas gráciles de vasos o a las decoraciones de platos y otros objetos, los preceptos que rigen el arte contemporáneo, en el que privan la simpleza de líneas y de formas, capaz de dar singulares expresiones de belleza.
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