HISTORIA DEL TRAJE


Todos sabemos que la ropa de trabajo difiere fundamentalmente de la destinada al paseo, el deporte o las fiestas. A nadie se le ocurrirá concurrir a una recepción en traje de baño o con ropas de dormir, como tampoco es presumible que una persona sensata vaya a jugar al fútbol vestida con traje de etiqueta. Las ropas deben estar de acuerdo con el lugar y las circunstancias en que se usen. Entre los pueblos de cultura inferior, llena el vestido finalidades distintas a las que desempeña en las sociedades más evolucionadas. Así, los hechiceros de numerosas tribus africanas y australianas usan trajes, pinturas, tatuajes y ornamentos especiales para realizar sus conjuros, en los que cada prenda del atuendo sirve a un determinado fin. En otras tribus, los adornos, collares, diademas, etc., son signos de jerarquía, así como un determinado tipo de sombrero o peinado informan sobre el estado social del individuo. Del mismo modo, al ejecutar sus danzas religiosas o rituales, usan trajes extravagantes, fantásticos tocados y terroríficas máscaras; todo este atuendo llena indudables finalidades psicológicas, cuando no se trata de simples reminiscencias históricas o legendarias. Otro tanto ocurre con los trajes, pinturas y máscaras de guerra tan comunes-entre los salvajes de todo el mundo.