EL MARAVILLOSO INSTINTO DE LOS ANIMALES


No deja de haber personas que rebajan la importancia del instinto del animal, suponiendo que, por obedecer principalmente a la propia conservación, no puede tener más móvil que el egoísmo; pero conviene observar que los animales ejecutan actos instintivos que suponen cierta abnegación, y aun a veces llevan consigo el sacrificio de la vida. La araña, tejiendo constantemente su tela, hasta morir; el perro, salvando a los que están en peligro de ahogarse, y otros animales, en mil diferentes casos, de los cuales expondremos algunos, confirman la observación precedente.

No solamente obran, como causas en el instinto del animal, la satisfacción de una necesidad sentida por aquél para su propia conservación -pues no se explica, en tal caso, ni el amor de la hembra a sus pequeñuelos, ni la sociabilidad y amistad de muchos animales con el hombre-, sino una previsión superior a todo cálculo individual, la cual, independiente de la reflexión, arrastra a dichos animales a actos que convienen a su especial naturaleza.

Las abejas labran sus panales desarrollando su acción en comunidad. De igual modo, las hormigas viven en agrupaciones independientes unas de otras, tienen sus jefes, su ejército de obreras y de soldados; sorprenden los hormigueros próximos para conquistarlos, riñen batallas, los vencedores hacen prisioneros a los vencidos, los someten a la esclavitud y dejan, de trabajar, entregándose a la molicie, para confiar toda la labor a los esclavos. Éstos, a su vez, haciéndose fuertes por el trabajo, mientras los.”señores” se debilitan por la holganza, se sublevan y subyugan a sus antiguos dueños, que pasan a ser siervos, y así continúa este ciclo hasta que una de las primeras castas, de vencedores o vencidos, perece, y los supervivientes se dedican al trabajo y a la conquista. Es de admirar la precisión con que calculan el esfuerzo necesario para. el transporte de sus-presas, y si una. no puede hacerlo sola,, llama en su auxilio a las compañeras, y éstas acuden a ayudarla. Si esto lo hacen como generalmente se pretende, instintivamente, es indudable que tal instinto revela una prodigiosa seguridad y perspicacia en sus operaciones.