El hombre se lanza a la conquista del espacio


El lanzamiento, por los rusos, del Sputnik I, el primer satélite artificial, el 4 de octubre de 1957, abrió la era de las exploraciones espaciales. Poco después, los estadounidenses colocaban en órbita otro satélite, el Explorer I. Desde entonces han sido muchos los satélites artificiales enviados al espacio por Rusia y por Estados Unidos. Entre ellos es menester citar el Lunik III, que fotografió la faz no visible de la Luna, el 4 de octubre de 1959, y también el Venusik, lanzado como el anterior por los rusos en febrero de 1961, que falló en su intento de llegar hasta Venus, y que hubiera sido la primera estación interplanetaria automática.

Todos estos extraordinarios aparatos llevan consigo instrumentos adecuados para realizar comprobaciones sobre las radiaciones solares y cósmicas, temperatura y presión, que son utilizadas por los hombres de ciencia.

El 12 de abril de 1961, un ser humano tripuló, por primera vez en la Historia, una nave espacial: el ruso Yuri Gagarin, quien giró alrededor de la Tierra. El segundo astronauta fue el estadounidense Alan Shepard, el tercero el ruso Gherman Titov, que dio diecisiete vueltas alrededor de nuestro planeta en la nave Vostok 11. El cuarto. John Glenn. estadounidense, rodeó tres veces la Tierra.

La evolución de la astronáutica se parece mucho a la de la aviación, sobre todo si recordamos que a comienzos del siglo era una hazaña intentar el vuelo sobre el canal de la Mancha, y que hasta 1927 no se logró una travesía del Atlántico norte en su tramo más corto. Ahora se vuela ya a más de 25.000 metros de altura y a velocidades supersónicas, es decir, con más velocidad que el sonido. ¡Que gran progreso en menos de medio si-ID! Pues bien, en menor espacio de tiempo, la astronáutica ha avanzado todavía mucho más, y el descubrimiento y la utilización de las fuentes de energía que residen en el interior del átomo abren las perspectivas más promisorias para quienes estudian el modo de alcanzar la Luna y quién Sabe cuáles otros remotos destinos.

El hombre, en su perenne afán de conocimiento, no habrá de cejar en sus intentos de revelar los arcanos que guarda todavía el Universo.