Maravillas que encierran los montículos de los topos
El topo es un obrero tan admirable como cualquiera de los animales que hasta ahora hemos descrito. Estos pequeños animalitos del grupo de los insectívoros, tienen pelaje suave y lustroso, hocico puntiagudo y cola corta. Si hemos de decir la verdad, ninguno de los animales que viven en madrigueras construyen tan magníficas viviendas como este pequeño amigo de los labradores. Todo lo que al exterior vemos de ellas son unos pequeños montones de tierra, conocidos con el nombre de topineras, y que son sencillamente las bocas de los pozos de mina que el animal ha construido, de abajo hacia arriba, para expulsar la tierra que sus uñas han arrancado.
Las viviendas de los topos contienen corredores orientados en todas direcciones, y tan hermosos como resistentes. Algunos de ellos son pequeños atajos, por los cuales pueden fugarse en caso de peligro. Otros son avenidas principales, que ponen en comunicación todas las dependencias-de la finca. Poseen su correspondiente vestíbulo central, techado con magnífica bóveda, y con cinco o seis puertas de entrada y tienen un departamento apropiado que destinan exclusivamente para los pequeñuelos.
Todos, alguna vez, durante nuestra infancia, hemos tratado de hacer casas de arena o tierra, y nos hemos convencido de lo difícil que es evitar que se desmoronen. Pues bien, el topo> posee la habilidad de realizar este milagro que a nosotros nos fue siempre imposible: con tierra movediza o arena construye su vivienda con todos los departamentos que acabamos de enumerar, y le da tal consistencia, que se mantiene firme aunque la lluvia empape la tierra.
El mayor placer del topo es comer y buscar comida para los suyos. Aliméntase de gusanos y larvas que ocasionan a los labradores grandes perjuicios, de suerte que bien se le puede perdonar, a cambio de tan inapreciables beneficios, los daños que a veces ocasiona estropeando algunas plantas con sus topineras.
Cuando alguien no ve bien, suele decirse que “es más ciego que un topo”. Los que de esta manera se expresan exageran un poco la defectuosa visión de estos animales. El topo puede ver en la oscuridad, como el murciélago, a quien el vulgo cree ciego también. Posee ojos muy pequeños, hundidos dentro de la piel, a fin de que no se los dañe la tierra, si bien hay que convenir en que están muy lejos de ser perfectos.
La agudeza de su olfato es tal, que por él descubre dónde hay agua. Se pone a trabajar con sus manos en forma de azadas anchas, provistas de cinco uñas enormes, y con las palmas vueltas hacia afuera, y abre un pozo en poco tiempo.
En Sudamérica hay un roedor que tiene afinidades con las marmotas y los topos. Abunda mucho en algunos puntos, pero rara vez se deja ver; llámasele oculto o tucutuco, porque hace, al gruñir, un ruido peculiar, que suena como dicha palabra. El tucutuco se alimenta principalmente de raíces y tubérculos, y para obtener comida abre largas galerías debajo de tierra, levantando montículos como los del topo. A los lados de los pies tiene unas cerdas, dispuestas en forma de peine, que le sirven probablemente para conservar limpia la piel. Sólo trabaja por la noche, y, al parecer, está siempre metido en su madriguera subterránea; pero durante el día entero puede oírse su gruñido especial, que sale de debajo de tierra, a los pies del observador que se encuentra sobre ella.
Si alguien tropieza con una larga y estrecha madriguera a flor de tierra, que no crea que es de topos. Más probable es que sea de alguna musaraña, las cuales suelen tener su morada en estrechos y aseados callejones redondos, que terminan en cómodos nidos, aunque no tan lujosos como los de los topos. La musaraña es un animalito muy lindo que lo mismo que el topo pertenece al grupo de los insectívoros. Es de una longitud inferior a ocho centímetros, de nariz prolongada y aguda, y cuya cola tiene cuatro centímetros de largo aproximadamente, y no termina en punta como la del ratón. Se alimenta de gusanos y de insectos que perjudican a los cultivos, por lo que resulta bastante útil para la agricultura.
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