La boca de la ballena, en la cual cabría una lancha con toda su tripulación
Figurémonos cuál ha de ser el aspecto de una ballena. Las de tamaño regular miden de 18 a 20 metros de largo, con una circunferencia de 9 a 12, en la parte más gruesa. La cabeza tiene 6 o 7 metros, y en la parte superior de ella están las narices, colocadas en esta forma para que el animal pueda respirar en cuanto asoma a la superficie, y cuyas ventanillas se cierran herméticamente por medio de unas válvulas, impidiendo que entre el agua y penetre hasta los pulmones. El dorso de la ballena es de color oscuro, de modo que, visto a la luz difusa se confunde con el agua, mientras que por debajo tiene un color más claro.
No hay animal en el mundo que tenga una boca tan grande como la de la ballena. Cuando abre las mandíbulas, parece que aquella gran cabeza se ha partido por la mitad. La quijada tiene una longitud de 4 metros y una anchura de 2; cuando la boca está abierta, queda entre el paladar y la mandíbula inferior un espacio de más de 3 metros. De modo que una lancha, con toda su tripulación, cabría holgadamente en la boca de una ballena. Esta enorme cavidad semeja más bien un matorral que una cueva. La ballena no tiene ni un solo diente, y su mandíbula inferior está lisa y pulida; pero de la superior cuelgan las conocidas barbas de ballena.
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