LOS GRANDES GRUPOS DE ANIMALES


Los hombres de ciencia calculan que en el mundo hay, actualmente, cerca de un millón de especies de diferentes animales, aunque en otros tiempos hubo muchas más de las que sólo conocemos los restos fósiles que se han conservado en las capas terrestres. El conjunto de todas esas especies es lo que se denomina “reino animal”, y así como en un reino, o en una república, para dar con un ciudadano determinado hay que saber en qué provincia vive, y en qué ciudad, y en qué calle de esa ciudad, y en qué casa de esa calle, en el reino animal, para conocer una especie, hay que empezar por hacer una clasificación, formando grupos subordinados unos a otros. Para establecer esa clasificación, los zoólogos (que así se llama a quienes se consagran al estudio de los animales) comparan la estructura de las diversas especies y, mediante el conocimiento de los fósiles, procuran reconstruir su historia. Por ejemplo, el caballo y la cebra, que son animales muy parecidos entre sí, se colocan en un mismo grupo; pero luego ese grupo se reúne en otra agrupación de mayor categoría, con los rinocerontes y los tapires, que a primera vista no se parecen a los caballos ni a las cebras, pero que tienen con ellos muchos puntos de contacto en su anatomía interna, en el esqueleto, por ejemplo; y la historia del pasado de todos estos animales revela que en tiempos muy remotos, en efecto, los antepasados de los caballos, las cebras, los tapires y los rinocerontes eran casi idénticos entre sí, aun exteriormente.

Todos los animales, lo mismo que todas las plantas, están formados por unos elementos que se reúnen para constituir la materia viva o protoplasma, el que se organiza en unidades, casi siempre microscópicas, denominadas células. La piel de un perro, nuestros huesos o las alas de una mariposa no son otra cosa que conjuntos de células; pero hay muchos animales que están formados por una sola célula, sin piel, sin huesos, sin órganos de ninguna clase. En realidad, todo animal, incluso el hombre, comienza por ser una sola célula, pero esta célula crece, y llega un momento en que se divide en dos o más partes,, formándose así nuevas células. En unos casos estas nuevas células se separan y cada una constituye un nuevo ser; en otros, las que se van formando permanecen reunidas y constituyen masas celulares, llamadas tejidos, que a su vez se reúnen y forman los diferentes órganos.

De esta diferencia resulta una primera división del reino animal en dos grandes grupos o subreinos: por un lado están los animales unicelulares y por otro los multicelulares; a los primeros se los llama en el lenguaje científico protozoos, nombre tomado del griego y que significa primeros animales, porque se supone que los seres vivos más primitivos estaban constituidos por células aisladas; los animales formados por muchas células se denominan metazoos, que significa animales que vienen después.

Un hombre, una rana o una almeja son metazoos; los tripanosomas y los piroplasmas, seres microscópicos que pululan en la sangre del hombre y de otros animales, ocasionando enfermedades tan terribles como el mal de Chagas o la llamada tristeza de los vacunos, son protozoos.