Los pólipos del coral, que trabajan en las profundidades del océano
Después de lo visto anteriormente, no nos causarán gran sorpresa las propiedades maravillosas de los pólipos del coral. Estos diminutos vivientes no se manifiestan en todo su esplendor más que en los mares de la zona tórrida. Todos conocemos el coral, esa sustancia tersa y sonrosada de la cual se hacen collares, pulseras, brazaletes y todo género de adornos; sabemos lo que es, pero la manera de formarse ha permanecido envuelta en el misterio durante muchos años.
El coral se extrae del fondo del mar desde hace siglos, con redes o por otros medios. No era de esperar que los simples pescadores averiguasen su composición; pero no faltaron sabios que creyeron conocerla, afirmando que el coral era una especie de planta, con materia mineral, que brotaba en el fondo de los mares. El hecho, sin embargo, de que esas plantas fuesen duras como rocas, se explicaba difícilmente. Decían los pescadores que el coral, antes de salir del agua, era blando como cualquier planta, y que se endurecía cuando se le exponía al aire. Durante siglos se creyó que así sucedía efectivamente. Pero, al fin, hubo alguien que quiso comprobarlo, haciendo bajar a un buzo, el cual, desde luego, pudo observar que el coral es tan duro cuando está en el agua como cuando se halla fuera de aquel elemento. Increíble pareció en un principio lo referido por el buzo, pero la gente acabó por convencerse tras nuevas comprobaciones.
Sabemos ahora que el constructor del coral es uno de tantos diminutos vivientes que laboran sin cesar en el seno de los mares. Los pólipos del coral -que así se llaman esos seres-son innumerables, como las estrellas que brillan en el firmamento. De recién nacidos tienen un organismo blando, de aspecto gelatinoso, formado por una columna cilíndrica con un disco adhesivo en la parte basal y en el otro extremo un disco bucal, en cuyo centro se encuentra la boca y que está rodeado por largos tentáculos huecos de bordes pinados, en número de ocho, generalmente. Los pólipos poseen la facultad de extraer del agua de mar el carbonato de cal, y valiéndose de esta sustancia se construyen unas viviendas, cuya estructura es maravillosa. El pólipo saca la cal del alimento que absorbe, del mismo modo que las abejas hacen cera con algunas de las sustancias que comen. Son los pólipos como verdaderos filtros, que retienen la cal y la transforman; constituyen colonias a veces muy ramificadas, cuyos restos pueden formar rocas sólidas en el ecuador, donde concentran y fijan parte de la cal de los océanos. Para trabajar en la edificación de sus casas de coral, conocidas científicamente con el nombre de poliperos, se encuentran miríadas de esos pólipos, que se originan unos de otros y comunican entre sí las varias partes del edificio por medio de unos canalitos o conductos interiores. Es muy grande la variedad de formas que revisten los poliperos.
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