¿Por qué poseen ciertas aguas la notable propiedad de petrificar la madera?
La palabra petrificar, cuya etimología es latina, significa, como sabemos todos, convertir una cosa en piedra; y piedra es también la significación del nombre Pedro. Para que el agua petrifique la madera, fuerza será que en sí contenga sustancias de naturaleza pétrea o rocosa, como así es efectivamente; y estas sustancias se van depositando en los poros de la madera, que se convierte de esta suerte en algo muy parecido a la piedra o la roca. Toda la materia leñosa puede desaparecer por completo, quedando las pequeñas partículas de piedra agrupadas en la misma forma que presentaba la madera. Claro es que esto no pueden hacerlo más que aquellas aguas que contienen en disolución varias clases de sustancias minerales en forma de sales. Puede ser tal la naturaleza de estas sales que se alteren cuando se hallan expuestas al aire, y, lejos de permanecer disueltas en el agua, se tornen insolubles y se solidifiquen definitivamente.
El ejemplo más notable de estas sales es el carbonato de calcio, o sea la greda, tan conocida de todos. Este cuerpo no se disuelve en el agua, pero otra sal casi igual, el bicarbonato de calcio, se disuelve en dicho líquido con la mayor rapidez. Por tanto, si el agua que contenga bicarbonato de calcio en disolución se esparce sobre una superficie expuesta al aire, el bicarbonato se altera, porque el exceso de anhídrido carbónico que contiene, y al que debe su nombre, pasa al aire, con lo cual queda dicha sal transformada en carbonato de calcio, o greda, que es insoluble en el agua, y se precipita por tanto, tomando la forma de cualquier objeto sobre el cual se deposite.
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