¿Por qué amarillea la hierba cuando se convierte en heno?


Si no hubiese microbios en el mundo, a buen seguro no ocurriría esto, pues casi todos los cambios que se efectúan en los cuerpos de los seres vivientes, después que mueren, son debidos a ellos. Y esta regla lo mismo se aplica al pescado que se corrompe que a la hierba que se pone amarilla. Porque no debemos olvidar que las hierbas son parte integrante de los cuerpos de seres vivientes: son la parte aérea de las plantas.

Estas hojas, como todas, tienen el cometido especial de fijar el anhídrido carbónico del aire, con la ayuda de la luz del Sol; poseen para este propósito una maravillosa sustancia química, llamada clorofila, cuyo color es verde. A semejanza de todos los compuestos químicos en extremo complicados, la clorofila se altera fácilmente, y se convierte en otros cuerpos. En cambio, los compuestos sencillos, como el agua, son sumamente estables.

Cuando mueren las hojas de las hierbas, al cortarlas, el primero de sus compuestos que sufre las consecuencias del cambio es la inestable y delicada clorofila, cuyos elementos se disocian formando otros compuestos, algunos de los cuales poseen un color amarillo. El mismo fenómeno se observa en las hojas de los árboles cuando llega el otoño, las que mueren por haberse acorchado los canales a través de los cuales llegaba hasta ellas la savia, que es su alimento. Esta coloración se debe a la muerte de las células y a los cambios químicos de sus componentes.