¿Por qué aparecen en el norte las auroras boreales?


Cuando los electrones procedentes del Sol se aproximan a la Tierra, parece que describen en su camino ciertas líneas, en vez de llegar a ella normalmente. Debemos recordar que la Tierra es un imán. Ahora bien, si tomamos una barra imanada ordinaria y un puñado de limaduras de hierro, observaremos que en los alrededores de la barra existe lo que se llama un campo magnético; las limaduras, o cualquier otra cosa semejante que se introduzca en este campo, se agrupan en torno de los polos del imán, y las que quedan entre ellos forman ciertas líneas curvas regulares y simétricas que reciben el nombre de líneas de fuerza del imán o del campo magnético de éste.

Ahora bien, nuestros estudios relativos a la Naturaleza nos enseñan que el tamaño del imán no influye en esto. Un imán es un imán, ya se trate de una barra de hierro de un par de centímetros de longitud o de la Tierra en que vivimos, y todos ellos poseen idénticas propiedades. Por consiguiente, el imán conocido con el nombre de Tierra, atrae los electrones que llegan a su campo magnético, lo mismo que un imán de juguete las limaduras de hierro que penetran en el suyo.

Por eso vemos que cuando los electrones se aproximan a la Tierra, son atraídos hacia sus polos, y los que atraviesan las capas exteriores de la atmósfera con dirección al polo Norte, o, hablando con más propiedad, al polo Norte magnético, producen lo que llamamos las auroras boreales.

Ya tenemos, pues, la explicación tanto tiempo buscada de las auroras boreales, uno de los fenómenos más bellos que se producen en la Naturaleza, explicación cuyo principal interés estriba, no ya en ser nueva, sino en ser una aplicación conjunta de los recientes descubrimientos relativos a la electricidad, la luz y el magnetismo. No es, pues, de extrañar que, cuando ninguna de estas cosas eran suficientemente conocidas, los hombres no pudiesen explicarse las causas de las auroras boreales.