¿De dónde proviene la electricidad de las auroras boreales?


Se ha descubierto recientemente que todos los objetos calientes despiden partículas que integran los átomos a las que se ha dado el nombre de electrones, los cuales poseen poderosas propiedades eléctricas. Es particularmente apreciable tan rara propiedad en el elemento carbono, cuando su temperatura se eleva. Ahora bien, la temperatura del Sol es en extremo elevada y su parte exterior contiene enormes cantidades de dicho cuerpo; de suerte que bien podemos suponer que las auroras boreales son producidas por los electrones procedentes del Sol, al atacar los gases enrarecidos de las capas superiores de nuestra atmósfera. Pero no es posible demostrar esta teoría sin la cooperación de otros conocimientos adquiridos en esta misma obra.

En primer lugar: ¿cómo pueden abandonar el Sol los electrones? La gravedad de dicho astro tiende a retenerlos en sí; y si hemos de creer que son expulsados de él, es preciso que encontremos el instrumento que los expulsa. El descubrimiento de la presión de la luz o de la presión de la radiación viene ahora en nuestra ayuda. Sin el conocimiento que de él poseemos, no tendríamos razón para afirmar que los electrones pueden abandonar el Sol.

No podemos suponer que los electrones sean expulsados constantemente del Sol, y por eso vemos que las auroras boreales no se observan en todo tiempo. Sólo en algunas ocasiones, cuando ocurren en ese astro determinados fenómenos, y en especial, cuando presenta su disco numerosas y amplias manchas, se registran auroras boreales espléndidas y grandes perturbaciones de las agujas magnéticas. Hase notado siempre una íntima relación entre las manchas del Sol y las auroras boreales. Cuando ocurre en el Sol algo que acrecienta su brillo y aumenta la presión de su luz, los electrones pueden ser lanzados en todas direcciones, y algunos de ellos, después de recorrer 150 millones de kilómetros, a una velocidad de 37 kilómetros por segundo, llegan a la superficie de la Tierra.