¿Por qué nos insensibiliza los dedos el frío muy intenso?


Las sensaciones que experimentamos en los dedos, como en las restantes partes del cuerpo, dependen de los nervios, que finalizan en la piel en un número muy crecido de pequeñísimos órganos, visibles sólo a favor del microscopio, los cuales, aunque diminutos y de todos olvidados, corresponden exactamente al ojo y al oído. La acción de los terminales de los nervios y de los órganos existentes en ellos depende en gran manera de su grado de calor, y ésta es probablemente la razón por que la temperatura es fija en los grupos de animales más organizados, llamados homotermos, es decir, de temperatura constante, porque no varía como la del ambiente.

Cuando los nervios se enfrían, como ocurre con frecuencia en los dedos, no reciben impresión alguna en sus extremidades, ni la transmiten en caso de que la reciban; por eso nada sentimos. Este fenómeno se aprovecha con frecuencia en cirugía, cuando es preciso hacer alguna pequeña incisión o cosa análoga en un dedo, o en otra parte cualquiera de la piel. Si la operación es pequeña y rápida, no merece la pena privar de conocimiento al paciente, y, para evitarle el dolor, se recurre a la anestesia local por medio del frío en el lugar donde se haya de operar.

Probablemente, el éxito de los diversos procedimientos en uso en la actualidad con este fin depende, no sólo del efecto que producen directamente en el nervio, sino de que rebajan también la temperatura del trozo de piel sobre el cual se aplican, suprimiendo de esta suerte la facultad que poseen los nervios de transmitir al cerebro la sensación conocida con el nombre de dolor.