¿Por qué no mata a los mineros el aire viciado de las minas?


El aire de muchos de esos lujosos almacenes de modas que existen en las ciudades importantes y han adquirido fama mundial, y el de centenares de miles de habitaciones de dormir, durante la noche, se halla mucho más viciado que el de las minas actuales. La ventilación es uno de los grandes problemas de las minas de carbón, y uno de los primeros a que debe atenderse. Año tras año vamos sacando carbón de las excavaciones, y, al presente, el aumento que experimenta la cantidad extraída cada año es mayor que la cantidad total que se extraía en el mismo período de tiempo en épocas no lejanas. Así pues, los mineros tienen que internarse cada vez más en las galerías de las minas, a veces varios kilómetros a partir del pozo de bajada, y es preciso que encuentren en todas partes el aire que necesitan para que su existencia sea posible. El problema se ha simplificado, sin embargo, en las últimas décadas, pues ahora se hace uso de la electricidad para el alumbrado de las minas, economizándose de esta suerte el oxígeno que antes consumían las lámparas de trabajo.

Los defectos de la ventilación son, en casi todos los casos, los causantes de las explosiones que ocurren en las minas de hulla, y acaso también de otros accidentes, que tienen por causa los deplorables efectos que el aire impuro produce en el estado de ánimo, la vigilancia y el cuidado de los mineros. Desde que se pensó en la importancia de una buena ventilación para evitar toda clase de accidentes, hase adelantado mucho en los procedimientos empleados para obtenerla. Un método demasiado costoso, pero de resultados excelentes para lograr que haya aire puro en el interior de las minas de carbón, es introducir en sus galerías aire líquido, que ocupa un espacio muy pequeño, y que se convierte con extraordinaria rapidez en aire puro y a propósito para la respiración. Se han dispuesto instalaciones especiales para que las personas que intentan el salvamento del personal comprometido a consecuencia de un accidente, en lugares donde nadie puede saber qué atmósfera se ha de encontrar, no se vean amenazadas por el mismo peligro del que tratan de librar a los que quieren socorrer.