¿Por qué no produce sed a los peces el agua salada del mar?


Ante todo, podríamos replicar: ¿Y quién nos ha dicho que los peces no tienen sed? No es fácil averiguar cuánta agua bebe un pez; pero, a semejanza de los otros seres vivientes, los peces necesitan agua para vivir, y tal vez beban no poca, ya que tan a mano la tienen. Los músculos de los peces no contienen, sin embargo, mayor proporción de sal que los de los animales terrestres, ni se notan tampoco diferencias entre la cantidad total de sales que contiene el cuerpo de un pez de agua dulce y la que contiene otro de agua salada.

Sabemos que muchos peces se trasladan en el curso de su vida del agua dulce a la salada, y viceversa; pero hasta el momento presente nadie ha podido descubrir qué hace el pez en estos casos. Demostrado está sin embargo, que tienen la propiedad de acomodarse perfectamente a ambos medios, lo cual quiere decir que los órganos de su cuerpo, destinados a conservar en toda su natural integridad la composición de su sangre, pueden eliminar con rapidez, cuando las circunstancias lo requieran, el exceso de sales que a ellos llegue. Esto es precisamente lo que, por fortuna nuestra, sucede en nuestros propios cuerpos, pues con frecuencia ingerimos sustancias que contienen un exceso de materias que no conviene que permanezcan mucho tiempo en la sangre. Sin embargo, nuestros órganos destinados a ejercer estas funciones no son capaces de mantener en toda su pureza la composición de nuestra sangre si bebemos solamente agua salada, como pueden hacerlo los peces.