¿Por qué brilla en la oscuridad la pintura luminosa?


Uno de los campos en que el radio y otros elementos radiactivos encontraron aplicación práctica es en la preparación de pinturas luminosas. Para hacerlas, se mezcla una pequeñísima cantidad de radio con sulfuro de cinc, más o menos en la proporción de uno por cada diez mil. El sulfuro de cinc tiene una extraña propiedad: cuando es alcanzado por los rayos emitidos por el radio, rayos que nosotros no podemos ver, comienza a brillar con una luz verdosa. Durante las tres primeras semanas que siguen a la preparación, este brillo aumenta cada vez más; luego comienza a decrecer hasta que su intensidad es igual a una quinta parte de lo que era al principio; entonces se estaciona y permanece así durante varios años sostenidamente.

Todo el mundo ha visto los relojes de bolsillo o de pulsera y los despertadores con los números de la esfera y las agujas pintadas de un color que aparece verdoso a la luz diurna, pero que en un lugar oscuro comienza a brillar. Una de las ventajas de esta luz es que, si bien es posible leer fácilmente la hora desde un punto próximo, el brillo es tan débil que a pocos metros de distancia resulta prácticamente invisible. En esto consistió su utilidad durante la guerra: Se señalaron con pintura luminosa los refugios antiaéreos y los puntos que debían ser visibles durante los oscurecimientos, sin que el enemigo los advirtiera desde su avión.

Las pinturas luminosas encuentran amplia aplicación en el tablero de los instrumentos de los aviones y de los automóviles, en los interruptores de las lámparas eléctricas, en los pestillos de las cerraduras y en todos aquellos objetos que sea necesario encontrar en la oscuridad.

En los próximos años es posible que contemplemos un gran incremento en el empleo de esta clase de pinturas, especialmente si baja el precio del radio, y si podemos asegurarnos que su uso no nos acarreará riesgos para la salud.