¿Por qué se nos enrojece el semblante cuando tenemos calor?


Cuando decimos que tenemos calor, queremos expresar que lo sentimos. Una persona puede tener una temperatura elevada; y, no obstante, sentir frío, como sucede en las fiebres palúdicas; porque se enfría la piel, que es donde residen los nervios que reciben la impresión del calor. Cuando sentimos calor, es porque afluye a la piel buena cantidad de sangre, sin que sea necesario que esta sangre posea una temperatura superior a la ordinaria; también cuando nos sonrojamos, sentimos calor en todo el cuerpo. La rápida oleada de sangre, que acude a toda la piel, excita los nervios encargados de transmitir al cerebro esta clase de sensaciones y experimentamos calor. Cuando afluye a la piel una cantidad de sangre mayor que la normal, adquiere aquélla un color más rojo que de ordinario. Así pues, la pregunta hubiera sido más lógica formulada en estos términos: ¿Por qué sentimos calor cuando se nos enrojece el semblante? Cuando nos quemamos la piel o se nos irrita ésta por una exposición excesiva a la acción de los rayos solares, adquiere un color rojo muy vivo y sentimos en ella gran calor; y es que los nervios correspondientes se hallan afectados por el exceso de sangre que afluye a las partes más castigadas.

Esta pregunta puede ser contestada de otro modo. La necesidad que experimentamos de desembarazarnos de un exceso de calor es la razón por la que enrojece nuestro semblante cuando nuestra temperatura es superior a la normal, como ocurre durante los accesos de fiebre, o cuando nuestros músculos desarrollan gran cantidad de calor. La sangre afluye a la piel, y allí se refresca.