¿Cómo sabemos que hemos soñado cuando estamos despiertos?


En resumidas cuentas, esta pregunta, cuando pensamos en ella, sólo concierne a la memoria. Recordamos algunos sueños. Un sueño es una experiencia de un género especial; es algo que ocurre en la parte de nuestro cerebro que tiene que afectar al sentimiento íntimo y a la experiencia, y la fuerza general de la memoria se aplica a este caso como se aplica a los demás. Pero, naturalmente, el cerebro se halla en un estado peculiar, cuando soñamos. No trabaja todo él, y por eso nuestra memoria de los sueños no es, por lo general, tan buena como la de nuestros actos en el estado de vigilia, o sea cuando despiertos.

Cuanto más detalladamente recordemos un sueño, tanto mayor habrá sido el sector de la máquina cerebral que ha debido trabajar en aquel momento; por otra parte, es indudable que tenemos muchos sueños que no recordamos en manera alguna al despertar, debidos al funcionamiento de una parte muy pequeña del cerebro solamente. Cuanto más definido es un sueño, más vivo es y nos acordamos de él mucho mejor. Cuanto más despierto estaba nuestro cerebro al soñar, menor era el descanso que obtenía, y más pobre y menos provechoso era el sueño. Pero cuando un sueño se recuerda apenas, o no se recuerda nada de él, y cuando es muy difícil y vago, entonces es que el cerebro ha estado mucho menos despierto y nuestro descanso ha sido más completo.