EL TE Y LA SALVIA - Tomás de Iriarte


En estos versos, el célebre fabulista español Tomás de Iriarte (1753-1791) censura a las muchas personas que estiman en más las cosas extranjeras que las de su propio país, y que las alaban y aprecian no porque tales cosas sean realmente mejores, sino por el mero hecho de proceder de otras tierras. Las fábulas de Iriarte son un tratado de preceptiva literaria, donde expone, de manera sencilla y amena, los defectos más corrientes de su época.

El té viniendo del imperio chino,
Se encontró con la Salvia en el camino.
Ella le dijo: -¿A dónde vas, compadre?
-A Europa voy, comadre,
Donde sé que me compran a buen precio.
-Yo -respondió la Salvia,- voy a China,
Que allá con sumo aprecio
Me reciben por gusto y medicina.
En Europa me tratan de salvaje,
Y jamás he podido hacer fortuna.
-Anda con Dios. No perderás el viaje;
Pues no hay nación alguna
Que a todo lo extranjero
No dé con gusto aplausos y dinero

La Salvia me perdone,
Que al comercio su máxima se opone.
Si hablase del comercio literario,
Yo no defendería lo contrario;
Porque en él para algunos es un vicio
Lo que es en general un beneficio;
Y español que tal vez recitaría
Quinientos versos de Boileau y el Taso,
Puede ser que no sepa todavía
En qué lengua los hizo Garcilaso.