De cómo Napoleón se constituye en ídolo de los soldados franceses
Tenía Bonaparte tanta habilidad para mover con rapidez grandes masas de soldados sobre extensas superficies de terreno, que constantemente se hallaba frente al enemigo, dispuesto a atacarlo, antes de que éste pudiera ocupar fuertes posiciones: y por eso, a pesar de que los ejércitos austríacos eran más numerosos que el suyo, siempre lograba atacar con todas sus fuerzas reunidas a una parte solamente de las de sus adversarios, y derrotarla enteramente antes que las restantes pudiesen acudir a prestarle ayuda.
Además de esto, las tropas so hallaban siempre dispuestas a seguir con entusiasmo al jefe, en quien reconocían gran valor personal; y por eso logró Napoleón barrer a los austríacos de Italia en pocos meses. Cruzó los Alpes que separan a Italia de Austria, y marchaba ya camino de Viena, capital de este último Estado, cuando los austríacos ofrecieron la paz.
Bonaparte no se sentía muy inclinado a acatar las órdenes que recibiera del Directorio, en París, y a éste le daba no poco que pensar la conducta futura de su general: por eso experimentó gran satisfacción cuando Napoleón le propuso una expedición a Egipto, para conquistar este país, a fin de quebrantar el poder de los ingleses en la India, creyendo que sería conveniente mantener alejado de Francia a tan brillante y popular como obstinado caudillo. Pero el designio de Bonaparte era conquistar a Egipto y la parte occidental de Asia, y regresar después al frente de un ejército poderoso y aguerrido para hacerse dueño de Europa.
Hablemos ahora del hombre destinado a frustrar los ambiciosos proyectos de Bonaparte, y que, antes de morir, habría de librar a Gran Bretaña del peligro napoleónico.
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