Los dos hombres que hubieran podido librar a Francia del terror


Fue un gran infortunio que estos dos hombres no pudiesen ser amigos, pues lo que ambos deseaban era establecer en Francia un gobierno en que la voz del pueblo fuese oída, dejando, empero, al rey y a sus ministros, una buena parte del poder. Ambos habían aprendido mucho en Inglaterra y en América, pues Lafayette, cuando sólo contaba veinte años, había servido a las órdenes del gran Jorge Washington, en la guerra que puso fin a la dominación británica en Estados Unidos de América; y Mirabeau había vivido un tiempo en Gran Bretaña, donde comprobó que era posible gobernar sin opresión, por intermedio de la justicia, y que el pueblo y rey podían participar a la vez en este gobierno. Lo que uno y otro deseaban hubiera producido un cambio tal en Francia, que ni la corte ni la mayoría de la nobleza ni el clero hubieran sido objeto de los odios y envidias del pueblo.