Los sabios que prepararon el camino al telégrafo


Pero Marshall carecía de los medios necesarios para llevar a cabo su empresa, porque en aquella época los físicos no podían producir electricidad suficiente para hacer funcionar un buen telégrafo. Los descubrimientos de Volta, puestos de manifiesto al mundo en la pila de su nombre, que se llamó voltaica, fueron recibidos como el primer medio realmente práctico para preparar inmediatamente el camino a los grandes resultados que se esperaban de esta evolución de los conocimientos. Casi todos los hombres célebres de este período hicieron algo para contribuir con sus descubrimientos a la invención del telégrafo, no deliberadamente, pero sí poniendo sus conocimientos a disposición de los sabios que tenían fija en su mente la idea del aparato que nos ocupa.

Humphry Davy, genial filósofo y químico, y Miguel Faraday, a quien aquél ayudó en sus trabajos, fueron los que más hicieron por la telegrafía en su comienzo, al descubrir algunos de los mayores secretos de la electricidad. Oersted había comprobado un hecho de trascendentalísima importancia, a saber, que una corriente eléctrica obra sobre la aguja magnética desviándola. Todo el mundo habría podido saber esto, sin sacar de ello ningún otro resultado, a no haber descubierto Faraday, hijo de un simple limpiabotas, que un imán que se mueve cerca de un alambre provoca en éste una corriente eléctrica.