Cómo aprendieron los hombres a imprimir grabados antes de que pudiesen imprimir palabras
Este modo de imprimir dibujos hizo que los hombres se familiarizasen con el pensamiento de trazar figuras en papel por medio del grabado sobre madera, con el cual podían imprimirse muchísimos ejemplares.
Pero todo esto estaba muy lejos del arte de imprimir libros con tipos que, después de haber servido para un libro, podían servir una y otra vez para imprimir otros. Los grabados sólo se usaban para producir estampas o láminas; el título estaba también grabado. Bien se puede comprender que había de emplearse mucho tiempo para grabar toda una página de palabras en un bloque de madera, y hubiera sido imposible imprimir muchos libros para los cuales cada página habría requerido un bloque de madera por separado. Lo que convenía era cierto número de letras movibles que pudiesen juntarse para formar una palabra, y luego, impresa ya la página, las letras o tipos pudieran distribuirse y componerse nuevamente para formar otras páginas. A Gutenberg, pues, tocóle en suerte el poner en ejecución aquella maravillosa idea, o al menos tal es la creencia de la mayor parte de los historiadores.
No faltan, sin embargo, escritos que nos presenten una narración diferente. Dicen que un hombre llamado Lorenzo Janszoon Coster, de Haarlem, Holanda, fue el inventor de los tipos movibles y que hasta imprimió un libro con ellos, y que después su criado robó los tipos y se los llevó a Gutenberg, a cuyo servicio entró y a quien enseñó a imprimir. Al estudiar la historia de la Imprenta, hemos tenido que procurarnos todos los datos posibles, y cabe decir que hay muy pocas pruebas en favor de tal versión.
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