De cómo Hans Andersen se marchó a hacer fortuna y lo que hizo


Casóse la madre de Hans en segundas nupcias, y apenas conoció al padrastro, el muchacho tuvo que pensar en ganarse la vida, a cuyo objeto marchóse a Copenhague, la capital del país. ¡Y todo por haber aparecido en el escenario del teatro de Odense interpretando un fácil papel del cuento de La Cenicienta y por haber escrito un juego pueril que el buen Hans consideraba representable! Fue motivo de risa para todos los muchachos de Odense, y esto lo obligó a partir, llevando consigo un lío de ropa que le había preparado su madre y unos pocos pesos para hacer frente a las primeras necesidades. Así se fue a Copenhague a conquistar gloria y fortuna.

Pero para llegar a ser famoso tenía que pasar todavía muchos días de hambre y de tristeza. Y aun habiéndose dado a conocer en toda Europa, cuando ya sus cuentos eran leídos en todas partes, ganaba tan poco dinero con ellos, que jamás pudo casarse, por carecer de recursos para afrontar las necesidades de una familia. Así no tuvo hijos propios que pudieran deleitarse oyendo sus cuentos de hadas, que han sido la delicia de todos los niños del mundo. Por su parte, Andersen no les daba gran importancia; aspiraba a ser un gran novelista o poeta dramático.

Al principio escribía sus cuentos de hadas seguramente para dar gusto a su propia fantasía y divertir a los niños de sus amigos de Copenhague; pero como fueran cada vez más solicitados, continuó escribiéndolos. Las novelas y poemas, igual que sus obras dramáticas, no se han hecho populares pero, en cambio, no se olvidarán nunca los cuentos de hadas de Hans ;Christian Andersen, hijo de un zapatero remendón, que murió en 1875.