Hernando de Magallanes llega a la corte de Carlos V, el futuro emperador de occidente


Un mes antes, Carlos V, en cuyas coronas se reunirían España y gran parte de Europa, con casi toda América, había entrado en Asturias. Desde Carlomagno, no había reunido tanto poder ningún soberano. La hegemonía en el mundo caía ahora en manos de España, en la flor de la vida, en la exuberancia de la fortaleza, concluida la reconquista con la expulsión de los árabes, moros y judíos, consolidada la monarquía, y unificados los antiguos estados independientes de la Edad Media.

El momento favoreció a Magallanes, así como la circunstancia de haber hallado en el soberano español a un hombre de genio, que supo percibir el alcance de la empresa y le asignó gran valor.

Cuatro meses después de la llegada a Sevilla, Magallanes está con Faleiro en Valladolid en la corte de Carlos V. La protección del sevillano Aranda vino a sumarse a la del obispo de Burgos; abriéronse las puertas de la corte a los dos portugueses, y en el breve plazo de un mes, habían salvado todos los obstáculos, concluido las negociaciones y hasta firmado el contrato con fecha 22 de mayo de 1518.