La reina misionera que convirtió a Lituania al c


Lituania se había visto continuamente invadida por los Caballeros de la Orden Teutónica, quienes habían tratado de convertirla al cristianismo por medio del fuego y de la espada, pero el pueblo, aterrado por el signo de la Cruz así presentado, rehusaba convertirse. Después de su boda, Jadwiga fue allá en calidad de evangelizadora, y donde había fracasado la espada, triunfó su sonrisa. Esta dulce misionera murió, desgraciadamente, muy joven, y legó sus joyas y tesoros a la Universidad de Cracovia.

La época en que gobernó la dinastía de los Jagellones está considerada, en la historia y en la literatura, como la Edad de Oro de Polonia, que se transformó durante su mandato en una poderosa nación: sus fronteras se extendieron desde el mar Báltico hasta el Negro, y sus príncipes reinaron en Hungría y Bohemia. La Universidad de Cracovia, la más antigua de Europa central después de la de Praga, fue un verdadero centro del saber, así como también lo fueron las academias de Viena, de Zamose y de Lemberg. La ciencia polaca, en los siglos xv y xvi, estaba a un nivel tan alto como la de Europa occidental.

Es esta época la del famoso astrónomo Nicolás Copérnico y de Andrés Modrzewski, el gran escritor y político. La prosa y la poesía corrían parejas con el magnífico estado de progreso de las ciencias. Kochanovski, el príncipe de los poetas polacos, escribió entonces su inmortal Treny, que es como una recopilación de poemas dedicados a desahogarse de sus pesares por la desaparición de un hijo adorado. La prosa de Rej y Gornicki, y la elocuencia de Pedro Skarga son dignos modelos de esos estilos. Puede decirse que la nación entera disfrutaba entonces de una libertad tan amplia, que difícilmente era superada en Europa.