LOS PRIMEROS TIEMPOS DE FRANCIA


Fue el mismo Julio César quien empezó a escribir la historia de los galos, como llamaron los romanos a la gente que encontraron en el país conocido ahora con el nombre de Francia. El éxito que obtuvo al someterlos lo movió a pasar a la otra parte del canal, los blancos riscos de Bretaña. Andando el tiempo, la civilización romana se difundió por las Galias, y todavía hoy se ven restos de villas, templos y teatros esparcidos por ese país, que estuvo durante siglos bajo el poder de Roma. Por medio de buenas carreteras, los mercaderes pasaban directamente de un extremo al otro del país, desde el Mediterráneo al canal y, cruzando éste, a la “Isla de la Niebla”.

Aun hicieron más los romanos por los galos, pues cuando aquéllos no pudieron conservar por más tiempo el gobierno del país, les dejaron su lenguaje, sus leyes, sus costumbres y su religión. Los romanos, después de haber perseguido al principio duramente al cristianismo, lo arraigaron de tal manera en las Galias, que posteriormente mereció Francia el título de Cristianísima.

Algunas tribus de la misma estirpe germana, como los anglos y los sajones que conquistaron Bretaña hacia el siglo v, se fueron introduciendo gradualmente en las Galias, atravesaron el Rin y penetraron en el valle del Ródano, con lo que lograron para sí cada vez mayores territorios.