Los turcos llaman a Constantinopla "Puerto de la Felicidad"
Bizancio, colonia griega fundada por Byzas y un grupo de megarenses en el año 667 antes de Cristo, había alcanzado, gracias a su estratégica posición geográfica en un punto crucial entre Europa y Asia, una importancia política y económica de primer orden, que explica la posterior dilatada preponderancia histórica de Constantinopla, o ciudad de Constantino, nombre que pronto suplantó al que le había dado su fundador.
Los persas la tomaron en el año 515 antes de Cristo y la ocuparon durante más de un siglo, hasta que los bizantinos la reconquistaron. Durante el sitio que le puso Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno, una noche oscura en que los sitiadores iban a sorprender a la ciudad, apareció una luz en el puerto señalando el peligro a los bizantinos; éstos erigieron luego una estatua a Hécate, a quien atribuyeron el milagro, y pusieron en sus monedas la media luna, emblema de la diosa, que en la actualidad lo es de Turquía.
La creación de Constantinopla, que consagró la división del Imperio Romano en dos mitades, le confirió la misión histórica de mantener las tradiciones de la antigüedad, destrozadas en la parte occidental por las violentas invasiones de los bárbaros. Esto hizo que se acrecentara cada vez más el carácter helénico de su civilización, hasta llegar a adoptar como idioma oficial el griego y crear una cultura neohelénica. Durante este período se constituyó en la verdadera cabeza de la Iglesia cristiana.
Durante la Edad Media fue la ciudad más grande y poderosa de la cristiandad, y sus sólidas murallas, el baluarte que contuvo a los bárbaros; rechazó a los árabes y a los turcos seléucidas, pero cayó, finalmente, el 29 de mayo de 1453, en poder de los turcos osmanlíes, mandados por Mohamed II. Con este acontecimiento termina la Edad Media y se inicia el período histórico que se ha denominado Edad Moderna.
Los turcos la llamaron Constantinopla, Istambul, Stambul y Konstantinge Der-i-Seadet, es decir: “Constantinopla, Puerto de la Felicidad”. Hoy la llamamos Estambul.
Bajo la dominación turca la ciudad se convirtió en el verdadero centro del islamismo, como sede del califato que se atribuyeron los sultanes.
La conquista turca fue una gran desgracia para los monumentos antiguos de Constantinopla, pues la ciudad quedó abandonada al saqueo y a la destrucción de la soldadesca durante tres días; solamente se respetó el barrio de Fanar, residencia de la población de origen griego, que no combatió a los turcos.
La moderna Estambul se divide en cuatro secciones: Galata, viejo distrito de los genoveses; Beyoglu, el antiguo barrio de Pera, preferido por los europeos; San Stéfano, y Usküdar o Escutari, situada en la costa asiática del Bósforo.
La designación de Ankara como capital de la República Turca disminuyó la importancia política que hasta entonces había tenido Estambul.
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