En el centro de la península arábiga se halla la morada de la nada, extenso desierto


La península arábiga es la extremidad sudoeste del continente asiático; su superficie comprende la de los Estados independientes de Arabia Saudita, Yemen, Kuwait, y varios sultanatos y protectorados de naciones europeas. Todas estas naciones, más las de Irak, Jordania, Líbano y Siria, que se hallan al norte de la citada península, forman un bloque racial y cultural de brillante pasado e indiscutible porvenir; a ese conglomerado de comunes orígenes nos referimos al hablar de Asia árabe.

Arabia está rodeada de agua por tres costados: el mar Rojo al Oeste, el mar Arábigo al Sur y el golfo Pérsico al Este; al Norte se extienden las fronteras con Irak y Jordania. El ángulo sudoeste del territorio peninsular es conocido como Arabia Feliz; allí se encuentra enclavado un pequeño Estado independiente: el Yemen, y el de un protectorado británico: Aden. La extremidad sudoriental la ocupa el sultanato de Omán; al Norte, entre Irak y Arabia Saudita, y sobre la costa del golfo Pérsico, se halla el pequeño estado de Kuwait.

Arabia es una meseta cuya altura media alcanza los 1.500 metros, bordeada hacia el Sudoeste, desde La Meca hasta Aden, por una cadena montañosa paralela a la costa del mar Rojo; algunos picos sobrepasan los 2.500 metros, pero en general no existen grandes alturas en la orografía árabe.

El interior de la península, no muy conocido, es uno de los escasos sectores del mundo que aún reserva sorpresas para los exploradores. Los arqueólogos esperan hallar, bajo muchos metros de arena, ciudades sepultadas, centros en otros tiempos densamente poblados que hoy yacen rodeados por extensiones desérticas, tan hostiles a la vida humana, por su absoluta falta de agua y el rigor de su clima, que hasta las caravanas transeúntes deben cruzarlas por la noche, cuando los rayos del sol no recalientan el calcinado y movible suelo. El desierto más extenso y más adverso a la presencia del hombre es el de Rub' al Khali, La Morada de la Nada, que se extiende desde el Yemen hasta Omán, por el sur de la península, de modo que allí todas las actividades se concentran en la faja costera.

No existe ningún río permanente, pero sí muchos ivadis, o lechos secos, que acopian las aguas pluviales y corren durante poco tiempo después de la estación lluviosa; la mayor parte de ellos desembocan en oasis, en cuyas napas subterráneas depositan sus aguas, que constituyen inapreciables reservas vitales para el hombre, sus animales domésticos y la vegetación.

Las lluvias son escasas: la parte más húmeda del país no recibe sino unos 100 milímetros anuales, y hay zonas tan secas que apenas cuentan con 5 ó 6 milímetros por año.