La incesante lucha de los birmanos por su independencia y libertad
Poco es lo que se sabe acerca de los orígenes más remotos del pueblo birmano, nucleado hoy en el Estado, independiente desde 1948, llamado República Federal de Birmania.
La primera información histórica valedera data de la época del rey Anawratha, fundador de la dinastía Pagan durante el siglo xi de nuestra Era. Desde entonces hasta 1886, año en que los ingleses se apoderaron del país, la historia de Birmania registró muchas luchas enconadas entre príncipes que se empeñaron en prevalecer sobre sus iguales y controlar los destinos del reino.
La influencia británica en la región comenzó cuando la Compañía de las Indias Orientales envió sus agentes a Birmania, durante el siglo XVII. Desde entonces creció sucesivamente el impulso de penetración, que se transformó en invasión cuando la India devino posesión de la corona británica y Birmania fue anexada a ella.
Desde 1937 Birmania fue erigida en región de administración separada de la India británica, y se concedió a su pueblo el derecho de elegir un gobernador, aunque no por eso dejó Gran Bretaña de regir el país en lo relativo a defensa, finanzas, relaciones exteriores y control de fronteras.
Sin embargo, los birmanos aspiraban a la completa soberanía sobre su patria, de modo que los años inmediatamente precedentes a la segunda Guerra Mundial se caracterizaron por una creciente tirantez entre dominados y dominadores, que muchas veces provocó incidentes sangrientos.
Cuando la guerra estalló, Birmania fue invadida por los japoneses, quienes garantizaron la independencia del Estado. Los birmanos declararon la guerra a Gran Bretaña en los mismos días en que proclamaron su condición soberana; pero el pueblo birmano debió sufrir duras experiencias durante la lucha, en especial por la presencia de poderosos contingentes militares nipones en su medio.
Tras la derrota del Eje los británicos ocuparon nuevamente el país, pero el partido birmano que bregaba por la independencia recomendó su activísima lucha y finalmente el gobierno metropolitano debió ceder: el 17 de octubre de 1947 se firmó en Londres un tratado por el que Gran Bretaña reconocía la independencia birmana. El nuevo Estado rehusó asimismo integrar el Commonwealth Británico de Naciones, y proclamó la forma republicana y federal de gobierno.
Birmania cuenta hoy con más de 20.000.000 de habitantes y se extiende sobre casi 700.000 kilómetros cuadrados. Su capital, la ciudad de Rangún, une a la atracción de sus exóticos templos las comodidades de las grandes urbes modernas, y es ciertamente una de las más importantes plazas comerciales del Oriente. Otra ciudad importante es Mandalay, que alberga a casi 200.000 almas.
Más de las dos terceras partes del pueblo birmano vive de los productos del campo, especialmente dedicado al cultivo del arroz, del maní, del algodón, y de otras especies subtropicales. Los bosques, que cubren extensos territorios, dan pábulo a una intensa explotación de maderas, especialmente la teca y el caucho. La cría del gusano de seda es una de las ocupaciones más antiguas y actualmente más incentivadas.
Entre los animales domésticos, el búfalo de agua es el más empleado como bestia de carga y de arrastre; también se domestican los elefantes, que en verdad son muy numerosos. También abundan las fieras pavorosas, como los tigres, leopardos y otros carniceros temibles.
Y con esta breve descripción de Birmania concluimos nuestro rápido viaje por la península índica.
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