Los yugoslavos y su patria: las luchas por la independencia
Los Estados que forman la República Federal de Yugoslavia son: Servia, Montenegro, Herzegovina, Bosnia, Dalmacia, Eslovenia, Croacia, y parte de Istria.
Con ellos se ha formado un país de casi mil kilómetros de largo por unos quinientos kilómetros en su mayor anchura.
En un tiempo, la vida de los pueblos eslavos entre el Danubio y el Adriático transcurría de manera muy similar. Todos vivían de la agricultura en tierras cercadas por bosques, con valiosos yacimientos de minerales en sus montañas, pero demasiado alejados del mundo industrial para que pudieran aprovechar su carbón, su hierro, su cobre y hasta el azogue, que abunda en Eslovenia. Además, cada uno de esos Estados estaba sepultado entre las imponentes montañas que los separan del mar Adriático, donde Italia monopolizaba todas las posibilidades de tráfico.
Servia era, por su posición e historia, el centro natural donde convergían todos las miradas de estos pueblos eslavos, pues había conquistado su libertad a costa de esfuerzos que merecieron la admiración del mundo.
Bosnia llega al mar de modo más directo, y por su capital, Sarajevo, envía a través de las montañas, pasando por Mostar, la capital de Herzegovina, un ferrocarril hasta Gravosa, en la bahía del antiguo puerto de Ragusa, sobre el Adriático.
Zara, la capital de Dalmacia, es una ciudad de apariencia italiana. Su principal puerto es Split, que posee sobre Zara la ventaja de los ferrocarriles que van a Sarajevo y a Esseg, la capital de Eslovenia; y a Zagreb, la capital de Croacia. Zagreb, principal ciudad en esta parte del país, se comunica con el mar por medio del ferrocarril, tanto con el puerto de Fiume como con el de Trieste.
Cada uno de los estados de Yugoslavia, excepto Dalmacia y Montenegro, están extensamente cubiertos de bosques, con parte de cuyos frutos se alimentan grandes piaras de cerdos. Entre los cereales, el maíz es el más usado. El tabaco crece por todas partes y goza de renombre universal. La fruta es el alimento típico en esas regiones, y en especial las ciruelas, que, desecadas, constituyen un producto de exportación. Las dos únicas regiones llanas son la parte central de Croacia y la oriental de Eslovenia. La primera, muy pantanosa, es poco aprovechable para los cultivos, y la segunda, aunque limitada, produce buenas cosechas.
El edén de todo el país es la tierra alpina de los pastos, más arriba de la ciudad de Zagreb, que llega hasta Carniola. Dalmacia es una tierra pobre, desnuda y montañosa, y sus habitantes se ven obligados a emigrar a las otras regiones u ocuparse, tal es su oficio, en el transporte de mercaderías de una parte a otra del país. Bosnia, que durante cuatro siglos estuvo bajo el dominio turco, presenta una mezcla curiosa en la religión de sus habitantes, pues aun cuando casi todo el pueblo es eslavo de raza, la tercera parte, aproximadamente, sigue la fe mahometana, a la que también pertenece la mayoría de los habitantes de lo que antiguamente se llamaba Macedonia.
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