Derrotas de Mc Clellan, victorias de Stonewall Jackson y Roberto Lee


Dijimos ya que, después de la derrota de los federales en Bull Run, había sido confiado el mando al general Jorge Me Clellan. Dedicóse éste a instruir a sus tropas, por espacio de varios meses, hasta que a fines de marzo (1862) comenzó a moverse el frente de su ejército, denominado del Potomac, hacia Richmond, y aunque adelantó bastante, y contaba con 115.000 hombres, mientras el general de los confederados, José E. Johnston, sólo contaba con 90.000, no quiso aventurar batalla hasta recibir más refuerzos. En cambio, el intrépido Stonewall Jackson, al frente de 25.000 hombres, subía por el valle del Shenandoah, para atacar a Washington, y repelía a la otra orilla del Potomac al general Banks, que tenía 60.000 hombres a sus órdenes. Era necesario, pues, atender a la defensa de la capital, y de ahí que no pudieran enviarse a Me Clellan los refuerzos que pedía para apoderarse de Richmond.

Mientras esto ocurría, Me Clellan era derrotado en Seven Pines y en Pair Oaks, por Johnston, que quedó gravemente herido, por lo cual se nombró en su lugar al general Roberto E. Lee. Trabada batalla, que duró siete días, entre ambos ejércitos, tuvo Me Clellan que emprender la retirada (2 de julio de 1862).

Lee se dirigió entonces contra el general Pope, que había adquirido mucha reputación en el Oeste y mandaba ahora las tropas colocadas en frente de Washington. Unidos, Lee y Stonewall Jackson desbarataron completamente a Pope, en el mismo campo donde se había librado la batalla de Bull Run, y se apoderaron de inmensa cantidad de víveres, municiones y otros pertrechos.

El ilustre general sudista resolvió entonces invadir el Maryland, y cayendo sobre Me Clellan le infirió terrible derrota, en la batalla de Manassas, a pesar de contar éste con 90.000 hombres, y sólo con 50.000 el general Lee. Con todo, abandonó éste su primitivo plan al ser vencido tres semanas después en Antietam por las tropas federales de McClellan, y regresó a Virginia, por no contar con fuerzas suficientes. El gobierno del Norte envió entonces contra él a un general que gozaba de gran crédito, Burnside; pero también fue éste derrotado, con horrorosa mortandad, en Fredericksburg, a pesar de haber luchado sus tropas denodadamente, con la mayor bravura.

Por la parte del Oeste equilíbranse las ventajas de los dos bandos, y los federales alcanzaban brillantes victorias en Perryville Corinth y Murfreesborough, mientras tenían que desistir de apoderarse de Vicksburg.